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Los oscuros de Andrés Manuel López Obrador

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Si hoy fueran las elecciones presidenciales el triunfador sería Andrés Manuel López Obrador. Como dicen, la tercera es la vencida. Después de dos intentos, el ex priista tabasqueño lograría conseguir lo que siempre ha anhelado: sentarse en la silla presidencial.

A lo largo de la campaña AMLO ha propuesto un sinfín de cosas. Habla de una profunda transformación. Inclusive se atreve a compararla con la independencia, las leyes de la reforma y la revolución social mexicana.

¿Es López Obrador la esperanza que México necesita?

Es claro que uno de sus principales talones de Aquiles es el tema de libertad de expresión y prensa. Al parecer, el político tabasqueño no es propenso a moderarse cuando alguien lo critica o lo cuestiona. Sobre este punto navega muy bien cuando se trata de interlocutores muy a su modo. ¿Seguirá esa misma postura cuando empiece su mandato presidencial? ¿Tendrá un respeto irrestricto a la libertad de prensa sin ser tentado a usar la maquinaria del estado contra eventuales periodistas incómodos?

No se puede pasar por alto que las redes sociales han jugado un papel importante en la discusión sobre las “cosas de gobierno” con la memetización de la realidad política y el diálogo abierto y participativo. A Peña se la dicho de todo. Se le criticado más allá de lo razonable cuando se usan argumentos falsos y hasta la noticia falsa (fake news). ¿Aguantará AMLO una envestida de tales proporciones?

¿Qué es lo que sucederá con Morena? Al finalizar el debate el arengó para pedir el voto completo a favor de Morena para construir las bases de la transformación que México necesita. Esto ya suena desde un comienzo y origen un comportamiento corporativo, hegemónico y vertical. Algo que se ha criticado desde siempre de los partidos políticos: la sana distancia entre el gobierno y el partido. Aunque nunca se ha podido realmente constituir esa relación adecuada y pertinente, sería deseable para la gran transformación que se avance sobre este tema. Sin embargo, no hay indicios que vaya a suceder en la eventual presidencia de AMLO.

No olvidemos que la plataforma de Morena más que un partido es una agrupación política que ha funcionado como plataforma para que su líder y fundador logre el objetivo de llegar a la presidencia. En esta tónica es grave que los hijos del político destaquen en el control del partido político. ¿En dónde quedará el libre pensamiento y la autocrítica necesaria para delimitar la acción política del presidente Andrés Manuel López Obrador?

Otro tema son sus propuestas en cuanto al costo que significa darles pensiones hasta para los que no trabajan. En lugar de fomentar las oportunidades de trabajo que surgirían de mayores inversiones para generar los empleos necesarios, hay quienes ya esperan un pago mensual por no hacer nada. Es el fomento de una cultura de ocio que al mismo tiempo puede constituir un gran peligro social por la desigualdad y la violencia que ésta puede desencadenar.

A todo esto hay que considerar la postura radical en algunos temas como es el caso de la reforma educativa. Si bien en cierto que hay situaciones que son susceptibles de mejorar, como en cualquier otro tema legal porque la ley no es perfecta sino perfectible, su postura de negación de avances y de mayor certidumbre en procesos educativos causa preocupación. Que se cambie lo que tenga que cambiarse, pero no deberíamos ir hacia atrás. Mucho menos en beneficio de sectores, dentro del sistema educativo, que nos han demostrado defender más intereses de grupo que velar por el integridad en la educación de los niños.

Estos son puntos de consideración, un análisis de lo que hay y de lo que puede venir.

La decisión final la tiene el votante este próximo 1 de julio. De los votos saldrá el próximo presidente. Si es Andrés Manuel López Obrador, la historia que escribirá nos dará o no la razón.