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Madurez política … ¿mito o realidad?

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Rafael Rodríguez Mendez

 

Rafael Rodríguez Mendez

Madurez política, término utilizado por propios y extraños “dedicados” al fomento de la vida política del país; parte del discurso en épocas de campaña y siempre recurrido, con ánimo triunfalista, por los actores políticos que salieron victoriosos en los comicios.

Existen analistas políticos que dejan en entredicho la presencia de la madurez política en nuestro país. Es necesario ser realistas, sí existen, pero se cuentan con los dedos de las manos las figuras pertenecientes al ámbito político que cuentan con esta gran virtud.

Gozar de un prestigio en el ámbito político, no significa contar con el valor de la madurez política, la cual no debe distinguir colores ni ideología, no se obtiene de manera inmediata y efímera, sino mediante la experiencia y es permanente, tampoco crea enemistades y odios cuando existen diferencias políticas.

La madurez política engloba varios aspectos, el constante diálogo entre los diferentes grupos que conforman el círculo político para llegar a acuerdos que beneficien a la sociedad, es uno de ellos. El apasionamiento y el fanatismo dan como resultado el distanciamiento y la nula posibilidad de llegar a acuerdos.  Unir fuerzas, plantear y llevar a cabo la inclusión como objetivo de todo plan en la agenda de labores del gobierno, no significa ser entreguistas, por el contrario, realza el valor de la argumentación y la apertura de ideas para llegar a metas en común.

Está claro que siempre habrán temas en los que siempre existirán divergencias entre partidos políticos, sin embargo, es necesario que se dejen atrás las ambiciones particulares y se trabaje en las conciencias, construir en base al diálogo propositivo y no destruir con grillas que sólo traen como consecuencia una parte perdedora: el pueblo.

Si se intenta definir la madurez política, podría descifrarse como aquella virtud que se remarca por la congruencia entre el decir y el hacer, en la vida privada y en la pública, que lleva como emblema el diálogo y consenso para llegar a soluciones comunes, aceptando la crítica, positiva y negativa (si es figura pública, más aún), aprender de la experiencia y emprender la tarea de mejora continua personal.

Efectivamente, pocos cuentan con el valor de la madurez política y muchos la presumen cuando realmente están a años luz de lograrla. Aquél o aquella que cuenta con este multicitado valor dignifica a la política, reviste el cargo que representa, contribuye en gran medida a la democracia nacional, pero sobretodo, cumple a la perfección su labor como servidor público: es útil a la sociedad.

 

 

Lic. Rafael Rodríguez Méndez

Candidato a Maestro en Derecho Constitucional

Y Docente