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Mañana un curso escolar para todos aprender algo nuevo: ¡hagamos historia!

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One student rises her hand and asks question

A mediados de marzo del año pasado todo el sistema educativo nacional tuvo que suspender las actividades presenciales, en una decisión histórica y necesaria por la contingencia sanitaria del Covid-19. Esto nos enfrentó en la necesidad de explorar nuevas alternativas para conseguir los resultados de aprendizaje en cada uno de los niveles y concluir con el ciclo escolar. Hoy la situación de la contingencia no ha mejorado y es prudente que tengamos que iniciar el nuevo curso escolar 2020-2021 con la modalidad a distancia.

Más allá de cualquier consideración o crítica que pudiéramos argumentar a las decisiones de las autoridades educativas federales y estatales los maestros, que somos conscientes y estamos comprometidos, sabemos que ante nosotros existe todo un gran reto de modificar muchos de nuestros paradigmas para adaptarnos a las nuevas circunstancias y exigencias de una educación a distancia.

No hay cabida para aquellos que se quieren mantener en la conformidad de una educación que no hay duda de que debe evolucionar hacia la digitalización, que por las circunstancias de la contingencia ya no es una alternativa ni la opción, sino una exigencia para concretar cumplir con nuestra misión de construir los espacios de aprendizaje.

Ni el confinamiento, ni la suspensión de la actividad presencial deben ser pretextos para igualmente mandar a una congeladora el esfuerzo de miles de maestros que diario a diario asumen con mucho amor su profesión como los formadores de las futuras generaciones.

La educación es un pilar fundamental para la sociedad y los individuos que la conforman. No solamente para enseñar a leer o escribir, así como también, las habilidades básicas para la integración social y la consolidación de nuestros valores como nación y la superación y avance de la sociedad.

Es por ello de que no podemos y no debemos parar nuestro proceso educativo nacional, aún y a pesar de muchas dificultades que la nueva modalidad de trabajo implica. Al contrario, es una oportunidad para lograr atender otros tópicos sobre la desigualdad social o injusticias del desarrollo.

Por lo cual ya no es tiempo para quejarnos, sino para mirar hacia adelante y asumir el mejor esfuerzo para que el trabajo académico tenga fruto. Como se dice popularmente “lo que no mata, fortalece” y hoy estamos en la oportunidad los maestros mexicanos de salir más fortalecidos en bien de la educación y de los miles de estudiantes y sus familias que saben y son conscientes que esta actividad ofrece oportunidades de desarrollo y crecimiento individual y social.

El confinamiento es una realidad que ha empujado a muchos a estar en sus casas y lamentablemente asumir posturas más flojas para el cumplimiento de ciertas responsabilidades, entre ellas, la educación. Para que tal situación no se convierta en una problemática que impacte negativamente a la sociedad, todos los interesados – maestros y padres de familia – debemos continuar con trabajo y disciplina para que el proceso educativo continúe.

No será fácil y seguramente tendremos muchos retos a vencer, pero si no desarrollamos nuestra capacidad de adaptarnos al entorno y de resolución de problemas, estaremos perdiendo la oportunidad para crecer y ser mejores.

Mañana iniciamos un nuevo curso escolar, mi mayor reconocimiento cargado de emoción y motivación para los maestros que lo asumirán con mucho compromiso.

En ellos está depositado el futuro de nuestra nación: la educación de las nuevas generaciones.

Aún y a pesar del Covid-19, un virus que nos debe detener más.