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Margarita, aunque se rajó, estará en la boleta

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Sin embargo, de nada servirá ante su renuncia a la candidatura. Las boletas están ya impresas y sería costoso y de carrera con el tiempo hacer una reimpresión ante la salida de Margarita de la contienda electoral. Así que ha cumplido, por lo menos, en lograr que su nombre esté en la boleta electoral.

El día de ayer vimos un circo montado en el anuncio de la renuncia de la primera aspirante ciudadana a la presidencia de la república, Margarita Zavala. Sin respetar el marco de las leyes y la organización de las instituciones y del propio proceso electoral, el anuncio de la renuncia se emitió en un programa de televisión. Hasta donde se sabe no hay una notificación oficial ante el INE, la autoridad electoral.

Esto representa de entrada una falta de respeto a las leyes y las instituciones. Mucho se ha insistido en recuperar el Estado de Derecho, que no es más que seguir las pautas legales, los caminos correctos y el debido proceso. No se resta importancia a Tercer Grado, pero es una instancia que se mueve por intereses privados, publicitarios y lucrativos, no de interés público.

Lo correcto hubiese sido para Margarita el presentarse ante el INE y entregar su renuncia por escrito, de cara a la nación, ante la autoridad correspondiente y pertinente. Pero se cayó en el juego mediático que tanto ha dañado la institucionalidad del país.

¿Renuncia porque su lectura le indica que no hay posibilidades de ganar y es mejor dejar en libertad de decisión a sus seguidores en una competencia polarizada?

¿En verdad estamos ante una elección polarizada cuando el primer lugar tiene una preferencia que raya en el 50 por ciento y una ventaja de casi 20 puntos porcentuales al segundo lugar?

¡Vaya manera de tirar a la basura el valor de la candidatura ciudadana!

Margarita tenía la oportunidad no solo de ser figura en el proceso electoral aún si no podía ganar. Nadie le resta el hecho de ser la primera que logra la candidatura presidencial independiente y además es mujer. Aún perdiendo, con lo que obtuviera la hubiese dado un valor político y una autoridad moral que la conduciría a ser protagonista para lo que viene. Desecho mucho, hasta la posibilidad de fundar un propio partido por el impulso del voto ciudadano.

Sin embargo, algo ha sucedido que aún no se alcanza a ver o percibir. Su renuncia sin declinar a favor de otro candidato es una rendición que va contra el sentido y llamado que ella misma hace a las mujeres para luchar, a alzar la voz y no dejarse. Porque ella se rindió, en una actitud que se percibe cobarde.

Constituye este hecho, a mitad de la campaña en una gran desilusión. Una confirmación de que no tenía la madera ni la entereza para afrontar este reto.

Lástima por las mujeres. Ahora es una competencia de solo hombres, porque la mujer, simplemente se rajó.