En Tlapa de Comonfort, Guerrero el Presidente López Obrador inició el programa de pensión para las personas con discapacidad.
Este beneficio alcanzará a cerca de un millón de personas con discapacidad en México.
La intención es buena en cuanto se trata de tenderles una mano a este sector de población tan olvidado. Sin embargo, no es la mejor solución, así lo han manifestado algunos especialistas. Explican que el problema de las personas con discapacidad es que siempre se han abocado a la tarea de dar asistencialismo y no han atendido el problema de fondo.
Las personas con discapacidad tienen los mismos derechos, se rigen por el principio de igualdad, por tanto, sus necesidades son de empleo, de educación, de vivienda, de seguridad social, de oportunidades de estudio, de superación y de desarrollo, tal y como lo demanda el resto de la población.
“No piden asistencialismo, sino empleo y las mismas oportunidades que los demás”, afirman.
El creciete problema de las personas con discapacidad es que los gobiernos siempre se enfocan a verlos no como un asunto de Estado sino como planes emergentes de caridad.
Y aunque se ha avanzado mucho en el tema de la inclusión, la verdad es que aún persiste la idea de darle a las personas con discapacidad una ayuda, cuando lo que en realidad necesitan es ser incluidos en el Plan de Gobierno, con presupuesto específico y con una plataforma de desarrollo nacional.
Por ejemplo, bien se podría modificar la Ley Federal del Trabajo para establecer un porcentaje de las plazas laborales sea ocupada por personas con discapacidad. Eso sería un verdadero avance, una contundente muestra de compromiso para beneficiarlos.
Hay muchas formas de discapacidad, por tanto el tema es complejo. Lo más fácil es darles una pensión, o una ayuda económica, lo difícil es crear la plataforma para integrarlos al desarrollo nacional.