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Mensaje del Rector del Seminario de Yucatán: día del seminario y del buen pastor

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Pbro. Lic. José Gilberto Pérez Ceh.

Rector del Seminario Conciliar de Yucatán

 

“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen la ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye….” (Jn. 10, 11-12), Los sacerdotes y todos aquellos que han sido llamados para seguir a Cristo en este ministerio, tienen que amar como Cristo, que ama apasionadamente a la humanidad, a cada uno de nosotros nos entiende, nos acoge y sana nuestras heridas. En palabras del Papa Francisco: “el pastor debe oler a oveja” y es que los verdaderos pastores tienen una visión diferente de la realidad, tienen la capacidad de descubrir qué anda mal o qué se puede cambiar, acuden a donde se les necesita, comparten las situaciones de necesidad, pobreza, enfermedad, debilidad, etc., saben dialogar, trabajar, estar en medio de la comunidad: “conocer y que le conozcan”, eso es ser Buen Pastor, eso es dar la vida.

Jesucristo llama y ofrece este regalo, aunque “no todos entienden…, sino sólo aquéllos a quienes se les ha concedido” (Mt. 19, 11). Jesús el Buen Pastor, los hace partícipes de su sacerdocio, esto implica llevar un itinerario serio de formación, por lo tanto el joven que escucha la invitación y surge en él la inquietud vocacional y desea responder a la llamada de Dios, tiene que ingresar al Seminario, ambiente donde inicia su formación para dar una respuesta generosa a esta noble vocación. San Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica, Pastores Dabo Vobis, decía respecto al seminario “antes que ser un lugar o un espacio material, debe ser un ambiente espiritual, un itinerario de vida, una atmósfera que favorezca y asegure un proceso formativo, de manera que el que ha sido llamado por Dios al sacerdocio pueda llegar a ser, con el sacramento del Orden, una imagen viva de Jesucristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia” (PDV 42).

Definitivamente la vocación es un don de Dios, pero requiere indispensablemente la respuesta del joven que es llamado, y aquel que responde lo hace con docilidad para ser formado, una revisión constante de la propia vida y la disponibilidad para la corrección fraterna, correspondiendo cada vez mejor a los impulsos de la gracia, dice al respecto la nueva Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis (No. 58). (Documento publicado en Roma por la Congregación para el Clero, para la formación sacerdotal en todos los Seminarios).

Por lo tanto, es claro que la vocación sacerdotal surge de Dios, es una gracia divina, es el hombre quien tiene que responder y cuando lo hace, la respuesta se desarrolla a través de todo un proceso formativo en el Seminario, donde se busca sea gradual y continuo. El Equipo Formador del Seminario hemos venido ajustando los procesos de formación, cada sacerdote en su etapa formativa se ha dado a la tarea de revisar los itinerarios para enriquecerlos, de tal forma que ayuden a ir configurando, con mayor nitidez, la imagen de Jesucristo Buen Pastor en el corazón de los jóvenes seminaristas.

Los padres del Equipo Formador del Seminario tenemos la seguridad de que a través de sus oraciones, y trabajo incansable de muchos, sacerdotes, religiosas (os), fieles de las diversas parroquias y bienhechores de nuestro Seminario, podemos ir favoreciendo cada vez más, ese ambiente formativo, del que habla la Pastores Dabo Vobis, donde por la acción del Espíritu Santo, se vaya fraguando el corazón de los jóvenes seminaristas, según el corazón sacerdotal de Jesús el Buen Pastor.

En este cuarto domingo del tiempo Pascual, donde contemplamos a Jesucristo resucitado, como el Buen Pastor, y razón por la que celebramos también, el Día del Seminario en la Iglesia de Yucatán, quiero aprovechar para agradecer, a nombre de todos los que servimos en esta casa de formación, las muestras de generosidad, respeto y cariño hacia el Seminario; hoy de manera particular deseo invitarlos a seguir orando, con más intensidad por las vocaciones sacerdotales porque en la formación de los futuros pastores, todos podemos colaborar, y la oración es un medio eficaz. Pero también en este día los invito a mostrar una vez más su generosidad, por eso solicito su colaboración económica para seguir fomentando y sosteniendo las vocaciones sacerdotales, tenemos la oportunidad de hacerlo hoy en las parroquias por medio de la colecta de este domingo, Día del Seminario, o también pueden ser bienhechores permanentes de esta institución, como algunos ya lo hacen y son de gran ayuda para nuestro Seminario. De antemano agradezco sus oraciones y su apoyo económico, pido al “Dueño de la mies” que recompense de manera generosa la ayuda y el servicio brindado en la formación de los futuros pastores.

Finalmente deseo rogar a la Santísima Virgen María, “Nuestra Señora del Rosario”, madre del Buen Pastor interceda por nosotros, y ya que de Jesucristo hemos recibido el llamado, que Él mismo, nos dé la gracia necesaria para responder con generosidad y así ser realmente para ustedes; SACERDOTE, DON PARA LA HUMANIDAD.