Inicio Análisis político Alejandro López Munguía No hay abucheo que dure 100 años…

No hay abucheo que dure 100 años…

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No hay abucheo que dure 100 años…

I.- No se salvó el Presidente Andrés Manuel López Obrador y se llevó su abucheo también. Lo especial es que no fue en un evento político, sino 100% deportivo, es decir, ciudadano. Y aunque él reviró calificando tal acción como parte de una “porra fifí”, la verdad es que el sentimiento es real, pero cierto, hay que decirlo, existe la posibilidad de que sea pasajero.

II.- El Presidente se molestó, eso fue evidente. Su mensaje fue un reto. Elevó su voz más de lo común y sus gestos fueron recios, por instantes mostraron que por dentro estaba incómodo.

III.- Evidentemente a nadie le gusta que lo abucheen y menos en su terreno. Se trataba de un evento significativo: la inauguración del nuevo parque de beisbol de uno de los equipos más importantes de México, los Diablos Rojos, donde lanzaría la primera bola. Él un amante del que considera algo más que el “Rey de los Deportes”.

IV.- En su corto pero nutrido mensaje dijo que a los de la mafia del poder los seguirá “controlando”, lanzándoles rectas de 95 millas por hora y curvas de gran efecto. Sin embargo, no los ha ponchado aún, pues ninguno de esos corruptos que la integran están en la cárcel. En el fútbol, que no es el “Rey de los Deportes” hay una máxima, “el que perdona pierde”. Mientras no meta a ningún corrupto de esos que vendieron al país a través de las reformas energética, financiera, de telecomunicaciones y de educación, no ha ponchado a nadie. Los ha mantenido a raya, pero todos siguen bateando de “fault”.

V.- Mientras no bajen los precios de las gasolinas, no crezca el país a un mínimo de 4%, no se resuelva la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, se recorte el presupuesto a las entidades y se contraigan las economías regionales por la falta de inversión pública, hagan falta medicamentos en las farmacias del Issste, Imss, Salud, es muy probable que se siga manifestando la gente de esa forma.

VI.- Porque no es lo mismo un público selecto que se reúne a un acto político, a uno donde la entrada es libre y allí acude el que paga un boleto para disfrutar de su deporte favorito. Así que todo lo que grite y exponga tiene un peso específico de enorme trascendencia.

VII.- Ahora bien, tampoco hay que ser pesimistas. Es un abucheo nada más. Incluso Benito Juárez, el Benemérito de las Américas sufrió el rechazo de gran parte de la población en 1867 cuando impulsó su convocatoria para llevar a consulta las diversas reformas a la Constitución, en el marco de la elección constitucional de ese año.

VIII.- Otros Mandatarios han recibido abucheos. Felipe Calderón recibió uno sonoro cuando inauguró el nuevo estadio del equipo de Fútbol Santos de Torreón. Enrique Peña Nieto se la pasó casi todo su sexenio siendo la burla de la gente por sus “despistes”. Vicente Fox se convirtió en un chiste ambulante. El pueblo es “sabio”, nunca se “equivoca”.

IX.- Un abucheo le hace lo que el viento a Juárez diría un defensor bravío de la guardia AMLista. No pasa nada, así es la gente. Siempre quiere resultados inmediatos y aunque pudiera estar callada y en el fondo silenciosa, la verdad es que nunca va a dejar pasar la oportunidad de divertirse un poco, más si siente que están utilizando su espacio libre para hacer política.

X.- Está más que claro, el gobernante sabe que si va a un evento deportivo con estadio lleno, corre el grave riesgo de ser abucheado. Y no habrá mensaje que lo contrarreste, ni palabras o gestos que lo minimicen. Es un abucheo y punto. Para el marcador cuenta. Yo le calificaría casi como un autogol. AMLO estaba seguro que sería vitoreado, pero fue al revés. Vendrán muchos más seguramente porque los abucheos son inherentes al cargo de Presidente de México.

La neta del planeta.- Es muy difícil tener contento a la población. Más si eligió con grandes expectativas. El abucheo debe tomarse con mesura, aunque con cierto grado de relevancia, porque definitivamente fue algo negativo para el Presidente. Su mensaje fue duro, injusto para la gente que no pagó su boleto para escucharlo lucirse políticamente, sino para disfrutar de su deporte y equipos favoritos. Seguramente que con el tiempo y los grandes beneficios que la gente espera que genere cambiarán el abucheo por aclamación. Al tiempo.