Inicio Análisis político Alejandro López Munguía No le hicieron caso a Rolando Zapata…

No le hicieron caso a Rolando Zapata…

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La designación de Mauricio Sahui Rivero como candidato a Gobernador fue un triunfo político de Rolando Zapata Bello, que anunció desde octubre pasado quién era su “gallo”. Fue un triunfo rotundo, categórico, diría yo. Aunque en este pleito el hombre no estuvo solo.

Frente a las posturas de Jorge Carlos Ramírez Marín y de Pablo Gamboa Miner, el mandatario jugó su propia carta, una carta que nunca cambió y que tiró abiertamente en el mes de octubre, cuando se subieron los carteles de la Revista Peninsular con el lema “Sahui Gobernador”. Fue el destape de Mauricio Sahui de forma “espectacular”.

Ese hecho acrecentó los ánimos entre los demás aspirantes, Liborio Vidal, Felipe Cervera, Carlos Berlin, Roberto Rodríguez, Pablo Gamboa, Jorge Carlos Ramírez, Francisco Torres, Celia Rivas, Lucely Alpizar, Angélica Araujo, que intensificaron su activismo político en busca de la candidatura. Una candidatura que no sería suya.

Sin embargo, Rolando Zapata ya había mostrado su intención y nadie le quiso creer. El Gobernador usó un método diferente a las costumbres del tricolor. “No se mueve ni una hoja del árbol si el Gobernador no lo autoriza”, escribí en un editorial abordando el tema. En él, pregunté la razón del por qué la rebelión contra la decisión, si durante las asambleas diversas previas a la Asamblea Nacional, le reiteraron lealtad suprema a Rolando. Nunca entendí ese hecho, no obstante que jamás perdí de vista que las ambiciones personales no entienden de razones. La obcecación eternamente tiene un propósito.

“Sahui Gobernador”… golpe dado ni Dios Padre lo quita. vía

En aquel editorial señalé que el mandatario estaba tirando la línea y que había encontrado resistencia. Incluso hubo una llamada de reclamo del propio Emilio Gamboa Patrón.

Un factor que ayudó al Gobernador en la recta final, fue la negativa de Jorge Carlos Ramírez Marín a apoyar a Pablo Gamboa; al enfrentarse Ramírez con Emilio Gamboa, le abrió la oportunidad a Rolando de meter su carta. El resultado es: Sahui candidato a Gobernador.

Para Rolando haber jugado con Ramírez Marín hubiera sido lo más cómodo, pues éste era el candidato del Presidente de México, Enrique Peña Nieto. Pero sus negativos eran muy altos.

Rolando siempre le apostó a Mauricio porque éste le entregó su vida y su alma política. Rolando encontró en Mauricio a la persona en la que podía confiarle su legado y sus cuentas. Y es que, además, Mauricio le permitió contar con una aliada odiada (por su equipo), pero necesaria: Ivonne Ortega.

Rolando hizo de facto una alianza con ella, porque era la única forma de enfrentar al Presidente y a Gamboa Patrón para ganar la candidatura. Mauricio encontró en Ivonne, a su protectora y a su benefactora. Con el tiempo, Rolando se volvió a encontrar con Mauricio.

Rolando Zapata confía en que su apuesta servirá para ganar la elección constitucional, una elección que por su característica, será de mucha emoción. Su gobierno está bien calificado, su desempeño está bien evaluado. Vendrán los tiempos de la guerra mediática, de la movilización de la estructura y del abierto debate. El PRI tiene un candidato preparado, empero la viabilidad de la victoria tricolor está basada en los pactos a alcanzarse.

Lo que viene es una lucha en varios frentes, desde afuera y desde adentro. La unidad en torno al candidato no está garantizada, yo no confiaría en la palabra dada, esa se la lleva el viento. Lo que hay que hacer es pactar y cumplir desde ahora.

No se trata de reconciliar, sino de pactar, y con quienes hay que pactar de inmediato es con el propio equipo Rolandista, en el que no se supera, ni se superará pronto, haber dejado de lado a un ícono: Víctor Caballero Durán. El amargo sabor tardará en diluirse de la boca de Liborio, de Jorge Carlos Ramírez, de Felipe Cervera, de Carlos Berlin… y de otros, como los Nerios Torres.

Es el tiempo de conjugar el verbo pactar. Yo pacto, tu pactas, él pacta, ella pacta, nosotros pactamos, ustedes pactan.