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Nuestro 2017

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Este año inició muy tenso, con protestas contra el “gasolinazo” que en un principio fueron pacíficas, pero paulatinamente se intensificaron hasta llegar a la violencia y los saqueos. El mensaje del pueblo mexicano, aunque distorsionado, era claro, estaba harto. Quedarse callado ya no era una opción en un México donde la silla presidencial estaba rota.

Para marzo, Enrique Peña Nieto nos recordó que estábamos locos: “Quienes les digan que vivimos en un país que está en crisis, crisis es seguramente lo que pueden tener en sus mentes”, y no podemos hacer más que darle la razón, el problema de los mexicanos está en nuestras cabezas, pues padecemos psicosis cada que salimos a la calle, pues no sabemos si seres víctimas de algún asalto, secuestro, o por si alguna perversa obra del destino nos toca estar en medio de una balacera entre cárteles.

Vivimos con ataques de pánico cada que la policía nos detiene, pues podrían culparnos de un crimen que no cometimos, o desaparecernos para eventualmente convertirnos en un expediente archivado y olvidado más. Sufrimos de un constante delirio de persecución cada que viajamos por las carreteras de nuestro país, temiendo que en algún kilómetro una camioneta nos intercepte llevándonos a algún destino desconocido.

En extrema síntesis, vivimos con miedo, pero no es por simple paranoia, solo necesitamos recordar que, en este año, 3 meses fueron catalogados como los más violentos en los últimos 20 años, primero fue enero, superado por mayo, y finalmente, octubre. Hasta éste último mes, Peña acumulaba 114 mil 061 asesinatos en su administración, solamente para hacer una pequeña comparación, hasta mayo del presente año, diversos medios señalaban que Peña había acumulado 79 mil 344 asesinatos.

En el 2017 también hubo elecciones que fueron manchadas por diversas irregularidades, esto en Coahuila, y de fraude electoral en el Estado de México, de cualquier forma, el PRI logró imponerse en ambos estados.

El New York Times informó que el gobierno mexicano espiaba a los periodistas por medio de un software llamado “pegasus”, lo anterior causó indignación en el pueblo mexicano, que se complementó por los recientes feminicidios que ocurrieron, como el de la niña Valeria, la joven Lesvy que fue encontrada muerta en Ciudad Universitaria, y Mara Castilla, una joven que fue asesinada por el chofer de Cabify en septiembre.

México seguía conmocionado, pero el destino tenía preparado algo más, un terremoto. Primero fue Chiapas, Oaxaca, y Tabasco, el 7 de septiembre, el país parecía levantarse a duras penas, cuando el 19 de septiembre volvió a temblar, pero esta vez en la Morelos, Puebla, Estado de México, y Ciudad de México, sin embargo, la ciudadanía, hombres, mujeres, niños, niñas, todos tomaron las calles para rescatar hasta el último corazón que se encontrara sepultado bajo los escombros. Fueron muchas personas las que se convirtieron en héroes, y muchos caninos en ángeles. Le mandamos un mensaje al mundo: México está más fuerte que nunca.

El 2017 terminó con olor a 2018, pues el candidato oficial, José Antonio Meade Kuribreña, se destapó en noviembre, posteriormente, lo hizo la oposición, por México al frente, PAN, PRD y MC, con Ricardo Anaya, y luego Andrés Manuel López Obrador con Morena. De igual manera, le concedieron a Elba Esther Gordillo prisión domiciliaria, y se promulgó la Ley de Seguridad Interior, la cual pretende darle más poder al ejecutivo y al ejército.

Este fue nuestro año, un México hecho cementerio donde lloran las familias que exigen justicia por sus seres queridos asesinados por el crimen o la policía, un archivero con más carpetas de investigación que nunca se resolverán, periodistas siendo espiados y silenciados mientras escriben la realidad de nuestro país, mujeres castigadas solamente por ser mujeres, militares que esperan en el sigilo la llamada del presidente para tomar las calles, y un presidente que ha “volvido” a fallarle a su gente.

Es cierto que estamos decaídos, también es cierto que no tenemos mucha fuerza. Es cierto que estamos en el piso, y también es cierto que estamos hechos ceniza, y de la ceniza renaceremos con más fuerza que antes, porque los mexicanos remamos contracorriente, y salimos victoriosos.