México, 21 Oct (Notimex).- Para escribir de cultura se necesita ser un observador profesional, un testigo documentado, un espectador apasionado y volcar esa pasión en el ejercicio de la redacción que se convierte en una suerte de catarsis mental, consideró el editor Pablo Espinosa.
El jefe de la sección Cultura en el periódico La Jornada desde 1984 ofreció la charla “La crónica, género periodístico en el Cervantino”, en el Museo Iconográfico del Quijote, en el marco de las mesas sobre periodismo cultural que se llevan a cabo en la edición 46 del Festival Internacional Cervantino.
Para Espinosa, con más de 30 años de trayectoria periodística, escribir sobre la vida cultural en ese encuentro es un entrenamiento profesional para los reporteros de la fuente porque se tiene un cúmulo de oferta artística nacional e internacional en un corto periodo y espacio físico que entrena la apreciación del arte.
“El FIC, esta escuela para cronistas, está llena de alegría, de simpatía. Es una apoteosis”, indicó el periodista al releer relatos que escribió de sus experiencias como reportero en Guanajuato, convertidas en anécdotas que lo impactaron como persona y que además proyectó sobre papel.
Indicó que las crónicas tienen como ingrediente central la observación aguda de un espectador, pero no se limita a datos, nombres o números fríos, sino que recurre a herramientas literarias para escribir una historia que haga sentir al lector que está en el concierto mismo.
“Después de un gran concierto, de un espectáculo en una sala de cine o danza me salta el deseo imperioso de contar a los demás un deseo de revivir, de recrear atmósferas, momentos, estados de ánimo. Los pasos de los actores, su vestimenta, su sonrisa, su caminar, el fuego de sus ojos”, expresó en un comunicado.
