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Pablo Gamboa: suicida o mártir, electoralmente hablando

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  • Una vez más la imposición impera.
  • Una vez más se da prioridad al hijo de un poderoso.
  • Una vez más se cierran las puertas a la militancia para competir por un cargo.

Pablo Gamboa: suicida o mártir. Electoralmente hablando.

¿Qué números le habrán presentado a Pablo Gamboa para que se animara a jugar la candidatura por el III distrito federal con sede en Mérida?. Ciertamente ya ganó esa demarcación en el año 2015, sin embargo, las condiciones y circunstancias eran distintas, opuestas se diría con precisión. En aquel entonces su Señor Padre era el líder del Senado y su amistad con el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, Jefe Político del PRI bastaba para que el Jefe político del estado, el entonces Gobernador Rolando Zapata Bello, se hiciera responsable de hacerle ganar la elección. Pablo arrasó en esa ocasión y a partir de allí empezó a tratar de construir su candidatura a la gubernatura en el 2018.

Pero fue el propio Rolando Zapata Bello el que lo acribilló en la mesa de la gran decisión, al asegurarle al presidente Peña Nieto que el verdadero “gallo” era Mauricio Sahui Rivero. Le afirmó que con él, el PRI retendría la gubernatura. Esa decisión hizo que Pablo se rebelara, y abandonó todo trabajo partidista, terminó su periodo por el cual fue electo y prácticamente “desapareció”.

Ni siquiera la Pandemia, ni las inundaciones, ni el apremio de los vecinos que habitan en el III distrito federal lo motivaron a mostrarse activo. Los vecinos de la zona nunca lo vieron repartiendo despensas, o gel, o tanques de oxígeno, o haciendo gestiones en el Fraccionamiento Las Américas para desazolvar las calles inundadas de agua por las torrenciales lluvias.

De repente su nombre empezó a escucharse como un rumor, y finalmente, el PRI dio a conocer la noticia el día de ayer, será el candidato del PRI a diputado por el III distrito federal. Desde luego que no deja de ser sorprendente, pues es una decisión muy valiente, aunque la cuestión es saber qué rol está dispuesto a jugar el buen Pablo, el de “suicida” o el de “mártir”, políticamente hablando.

El PRI tiene un alto riesgo de perder la elección y caer hasta convertirse en la 4a. fuerza política en el estado. Porque ha perdido credibilidad, debido al gran descrédito que tiene. Su militancia está cansada de soportar los mismos vicios, harta de ver llegar a los hijos de los poderosos. Y Pablo es el resultado de esos vicios. La candidatura de Pablo es el resultado de una franca imposición. Y es que, a pesar de que la militancia exigía a gritos que se le tomara en cuenta, la cúpula en el poder priísta decidió imponer al hijo del famoso ex Senador de la República.

La condición de Pablo, de ser hijo de Don Emilio Gamboa Patrón es otro de los grandes vicios que está arraigado en el PRI de hoy, un PRI perdedor, un PRI desgarrador, un PRI cínico, un PRI vomitivo, un PRI repugnante. ¿Podrá Pablo evitar que surjan los memes señalando su condición de hijo de su famoso padre?. Imposible, teniendo de contrincantes a una fuerza Morenista que usa precisamente esos métodos para atacar con fiereza la podredumbre que caracteriza al PRI. Y cuando pensábamos que en el tricolor las cosas iban a ser diferentes, vuelven a “hacer popó fuera de la bacinica”.

En fin, las cartas están sobre la mesa. No sé si Pablo Gamboa traiga suficiente dinero para hacer una campaña eficaz donde la voracidad de los operadores del PRI (desempleados actualmente en su mayoría) y de los líderes de abajo (también sin empleo y sin apoyo de los gobiernos federal y estatal) no tendrán límites. Pero deberá estar consciente de que habrá una gran campaña ciudadana para detectar la compra ilegal del voto persiguiéndolo por todo el distrito.

No la tiene fácil el buen Pablo. Quizás el mejor rol que pueda jugar sea el de mártir y antes de que lo sacrifiquen, ponga los pies en polvorosa. Todavía está a tiempo. El rechazo a la marca PRI no es grande, sino inmensa, brutal, descomunal, avasallante. Lo que aún no entiendo, es cómo es posible que teniendo todo a su alcance para analizarlo todo con calma y con visión, no tenga la claridad del escenario. Su candidatura no fue cuidada, no fue esculpida, fue escupida y así, todo salió mal. Hoy se ve terrible, se siente la imposición, el influyentismo y el desprecio a la militancia.

La cúpula sigue creyendo que aún gobierna y tiene el control. Que puede imponer a cualquiera según la negociación que convenga y que la militancia y el pueblo, no condenará nada. ¡Que poca madre!.