En sus tiempos de oposición siempre criticaron el acarreo de príistas como una de las prácticas políticas deshonestas y sucias en la jornada electoral. Inclusive era motivo de orgullo netamente blanquiazul el grito “¡somos libres, no acarreados!” que mostraban el espíritu libre y voluntario de los asistentes a un mitín político. Una forma de hacer valer el compromiso hacia la democracia.
En la pasada jornada internas, en la cobertura puntual que Mi Punto de Vista realizó en lo que toca a Yucatán, pudimos constatar el uso de camionetas con la leyenda rotulada que no dejaba duda de su utilidad, solo que en lugar de llamarle “acarreo” hoy se usa como eufemismo “tralado de votantes”. Al final no deja de ser el acarreo, usar el vehículo automotor para ir a buscar a votantes para que acudan a emitir sus votos en las urnas.
¿Qué debería contestar el recien electo presidente del PAN nacional Gustavo Madero sobre esta nueva “logística institucional” para que la gente acuda a votar?
¿Estamos ante una novedad que veremos en los próximos procesos electorales por venir como será en el 2015?
¿Cuántas veces no hemos escuchado a Hugo Sánchez, presidente estatal del PAN, darse los “golpes de pecho” por la corrupción en los gobiernos príistas? ¿Acaso esto no es una estrategia corrupta, como tantas veces lo han denunciado en los procesos electorales?
Es claro que el PAN ya se caracteriza por siempre criticar sin ver la paja en su propio ojo. Lo que antes era corrupción, el acarreo de votantes, hoy el partido blanquiazul lo institucionaliza como una estratgia y logística electoral.
Una muestra más del doble discurso, incongruencia y conveniencia para usar los conceptos de democracia a la pura necesidad del partido y sus propios intereses.
