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Porno-venganza o sobre el delito de imagen e intimidad

Yucatán, sienta un precedente a nivel nacional, al penalizar la porno-venganza. A partir del 1 de agosto de 2018, nuestro estado se convirtió en el primero a nivel nacional, en tipificar como delito, el hecho de amenazar a otro ser humano, con divulgar o difundir imágenes eróticas, sexuales o pornográficas, sin su consentimiento expreso, castigándose esta acción con cárcel, de hasta 9 años. Un punto que considero relevante es que este tipo de delitos, por lo general, re-victimizaban a la verdadera víctima, ya que se les atribuía la “culpa” por contribuir a través de dejarse filmar en una situación de intimidad.

Sin embargo, muchas de ellas, ni siquiera sabían que estaban siendo filmadas, o bien, confiaron en quien era su pareja, entregándose “por amor” en ese momento. Quizá mi visión de la realidad, con los valores cristianos que profeso y vivo, se encaminen más a realizar una campaña preventiva a favor de “no tener relaciones sexuales, hasta que las personas se casen”, con lo cual se evitarían muchos problemas de distintas índoles. Sin embargo, la realidad de la mayor parte de la población, no cristiana, es distinta. Las y los jóvenes están teniendo relaciones sexuales antes del matrimonio, e inclusive adultos con menores de edad, y a veces, se abusa de la confianza, se graban esos momentos, y luego se amenaza con exponerlos públicamente. Eso, es sin duda, un delito en toda la concepción de la palabra, y lacera la dignidad de la persona, pudiéndola inducir inclusive al suicidio. Celebro de verdad, que se penalicen estas acciones de amenaza en contra de la dignidad de la persona, ya que ello promoverá la cultura de la denuncia, la cual sirve para ayudar a construir el ideal de un estado de derecho, en donde se conozcan y respeten los límites propios y ajenos.

En el 2012, yo fui víctima no de una porno-venganza, pues incluso antes de ser cristiana y menos ahora, jamás me grabé en ninguna situación íntima, y desde que me convertí, decidí caminar realmente en santidad, y tener relaciones hasta que me case. Sin embargo, si viví una situación similar de ataques a mi dignidad como persona, que constituyeron un daño moral muy fuerte, mismo que denuncié. Fui víctima de fotomontajes agresivos, mismos que fueron difundidos en las redes sociales, por parte de un ex novio psicópata, cuya relación decidí terminar al empezar a ser cristiana. Él, me llamó loca, estafadora, lesbiana, prostituta, alcohólica, y se encargó de difundir sus fotomontajes junto con todos los adjetivos antes mencionados entre todos mis contactos, a los que tenía acceso, pues me robó mis contactos y contraseñas. Él, era un psicópata encubierto, y yo no lo sabía.

Las características de un psicópata con misoginia, u odio y/o abuso sistemático de mujeres generalmente nobles, aunque pueden ser muy preparadas desde el punto de vista intelectual, él las cumplía a detalle. Después de esa experiencia lo aprendí. Todos los insultos y agresiones que me hizo a través de perfiles falsos de Facebook, totalmente encaminados a dañar mi imagen pública y mi dignidad como persona, son por supuesto, un delito en toda la extensión de la palabra. Aunque no incluyeron imágenes de tipo sexual que él haya tomado, pues eso jamás existió, si existieron fotomontajes que él realizó y que dañaron mi reputación un tiempo, hasta que gracias a Dios y al triunfo de la verdad, los hechos desmintieron su plan delictivo.

En cuanto a lo de loca, ese saco jamás me ha quedado, y al contrario, como psicóloga con 10 años de experiencia, perito en psicología certificada por el poder judicial, y certificada también en el programa mh-GAP de la OMS en el tema de la salud mental, ayudo a personas que sufren estigmas sociales precisamente por tener algún tipo de enfermedad mental, y quienes merecen todo nuestro respeto y apoyo, no etiquetas ofensivas y lacerantes, puestas por gente que carece de empatía y sentido humano. Lo de estafadora, tampoco me quedó, pues he sido muy trabajadora desde siempre, y premiada en múltiples ocasiones por lo mismo, no habiendo sido denunciada nunca por estafa alguna, pues no las he cometido.

Lo de lesbiana, ese argumento lo decía pues yo no quería tener relaciones con él; yo quería caminar en santidad y eso a él le molestaba. Lo de prostituta, pues tampoco me ha quedado ya que jamás he cobrado un solo peso por intercambios sexuales, los cuales tampoco he tenido, pues desde que soy cristiana, precisamente desde el 2012, decidí caminar totalmente en obediencia a la palabra de Dios y así ha sido, aunque me llamen mocha, religiosa o como gusten, yo así soy feliz y me siento a gusto. Sin embargo, este periodo de voluntaria abstinencia, concluirá el próximo 8 de agosto de 2018, fecha en la que me caso, tras un bello periodo de amistad genuina teniendo a Jesús como centro de nuestra relación, con quien conocí dentro de la iglesia cristiana, y me ayudó a superar la mala experiencia que tuve con mi ex novio psicópata, y yo a él le ayudé a los mismo, pues también tuvo una ex psicópata, así que nos comprendimos y ayudamos mutuamente.

Comprendemos el dolor que sienten las víctimas, y nos solidarizamos con ellas. Y por último, lo de alcohólica, nunca en la vida he tomado alcohol, jamás me he “emborrachado”, pues como parte de mi testimonio de vida, mi papá padeció de alcoholismo, del cual gracias a Dios se rehabilitó, así que como hija yo decidí tomar el camino opuesto, y no tener nada que ver ni con alcohol, cigarros, o cualquier tipo de droga, y así ha sido hasta la fecha. Así que otra mentira más o rayita más para el tigre psicópata. Lamentablemente, y ese es probable que haya sido su objetivo inicial, hay personas que no me conocían que le creyeron sus mentiras, y por ende, se me cerraron muchas puertas profesionales, laborales y personales, durante aquella época, pues su ataque si fue masivo, e incluyó asociaciones de empresarias a las que yo pertenecía y medios de comunicación, con los que también tenía vínculo. Yo era muy conocida y apreciada.

Él lo sabía, y quiso que solo quedara lo de conocida. Utilizó su mediana inteligencia para mal, en venganza por dejarlo fuera de mi vida, y en contubernio con una de las mujeres que siempre ha tendido a manipular, se dedicó a atacarme sistemáticamente. Yo lo denuncié, y toda su violencia está fielmente registrada en el expediente penal. Así que celebro que se aprueben medidas necesarias como la de la penalización a los delitos en contra de la imagen e intimidad, tanto por ser fundamentales en una sociedad con pleno respeto a los derecho humanos, como porque de manera personal, así me ocurrió, aunque en una variante distinta, y cuando así pasó, muchos desconocidos “no me creyeron” pues el psicópata es siempre muy convincente, pero el tiempo pasó y no solo salió a la luz que fui víctima de ese hombre, sino que con hechos, con acciones cotidianas, se fue derribando cada una de las mentiras dichas en mi contra por venganza.

No fue fácil, pero entregué todo a Dios, caminé en obediencia, y Él me respaldó. Dios es bueno y siempre tiene el control de toda situación. Gracias a Dios y a nuestras autoridades por legislar en materia. Enhorabuena y este sin duda, es un excelente paso, no sólo para la prevención del delito en Yucatán, sino también del suicidio, pues muchos son los casos que por ser víctimas de algo similar, ocurrieron a jovencitas y mujeres, cuyo mayor pecado fue confiar de más. Es por ello, que invito de nueva cuenta, aunque me lea muy tradicional: “no den la pruebita antes, de que las lleven al altar”. Es cuanto.

Psic. Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

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