“Mi prioridad, considera Slim, es crear el capital físico y humano en Latinoamérica. Ese es mi reto. Eso es en lo que más estoy involucrado e interesado en este momento: salud, nutrición, educación de la salud, trabajo e infraestructura física. Eso significa nuevas obras”, dice el magnate.
¿Quién puede cuestionar el deseo de un hombre que ha generado más riqueza que decenas de presidentes latinoamericanos? Se pregunta el libro publicado por Océano, tras revelar que su fortuna personal es superior a la suma del PIB de Costa Rica, Uruguay y Ecuador.
Para los gobiernos y para los inversionistas es un verdadero desafío revertir la situación actual de América Latina, mientras que las empresas de Carlos Slim están presentes hasta ahora en 18 países de la región.
En la última década sus empresas han invertido en todo el mundo 60 mil millones de dólares, lo que las convierte en parte del grupo empresarial que más inversiones ha realizado en el planeta en los últimos 10 años, comparado con las cifras del Banco Mundial.
Slim está consciente de la enorme tarea que representa contribuir al desarrollo de la gran mayoría de estos países, muchos de los cuales enfrentan problemas de estabilidad social y política.
No obstante, el ejecutivo habla con convicción de sus retos para el futuro inmediato a sabiendas de que además las 24 horas del día está compitiendo, por la mañana con las compañías estadounidenses, por la tarde con las europeas y por la noche con las asiáticas.
Desde que dejó en sus herederos la administración de sus empresas, dentro y fuera de México, Slim se ha ido concentrando en este reto, tratando de ayudar y apoyar con acciones y participando a través de fundaciones y empresas que ha venido creando y mediante millonarias inversiones.
“Creo que la pobreza no se puede enfrentar a través de la donación de limosnas. No puedes luchar contra la pobreza a través de donaciones que te liberan de pagar impuestos y programas sociales. La pobreza la enfrentas sólo con una buena educación y empleos. El empleo es la única forma de luchar contra la pobreza y, en el pasado, el problema de la pobreza era un problema ético, un problema moral, de justicia social. Hoy, en esta nueva civilización, luchar contra la pobreza es una necesidad económica. Si no luchamos contra la pobreza ningún país se va a desarrollar”, comentó Carlos Slim.
