La elección del estado de México es la más importante para el sistema político mexicano rumbo al 2018. Entendiendo esto como el suceso trascendental para el Presidente Enrique Peña Nieto, actual Jefe Político del PRI en el país.
No tengo favoritos, pero puedo ver que la elección está entre dos candidatos, por un lado Alfredo del Mazo y por el otro, Delfina Gómez, uno del partido oficial PRI y la otra por Morena, partido de López Obrador y sin duda, la gran revelación.
Como antecedente hay que recordar que tanto Enrique Peña Nieto como Eruviel Ávila ganaron sus elecciones contundentemente cuando les tocó competir como candidatos al gobierno del estado de México, 2005 y 2011 respectivamente; es decir, lo hicieron casi con “carro completo”. Fueron enormes candidatos y el PRI se enseñoreó en la tierra natal del hoy titular del Poder Ejecutivo.
Uno no alcanza a entender cómo es que la Profesora Delfina Gómez esté pisándole los talones al candidato del tricolor, y esté haciendo sudar la gota gorda al Presidente Peña Nieto y a todo el histórico Grupo Atlacomulco, cuna de políticos famosos y enormemente millonarios.
Delfina Gómez le robó el escenario a todos, en especial a Josefina Vázquez Mota, que una vez más, nos demostró que su capacidad para ganar campañas electorales es ínfima. Delfina y López Obrador están a un paso de hacer posible, lo imposible.
Creo que el PRI, siendo el partido en el poder, es el más vulnerable de todos los partidos en esta elección. En el estado de México no hay de otra, si el PRI pierde, estará perdiendo la Presidencia en el 2018.
Pero, el PRI encara tres escenarios de derrota, explico:
1.- Pierde, si otro partido gana la elección.
2.- Pierde, si gana por menos de 5 puntos porcentuales de diferencia.
3.- Pierde, si el Instituto Electoral tarda en dar los resultados. Los mexicanos debemos estar enterados de los resultados alrededor de las 10 de la noche, 22 horas.
Si el PRI gana por menos de cinco puntos porcentuales de diferencia, estará facilitándole el camino a López Obrador. Las carreteras, el zócalo, las vías principales serán ocupadas por manifestantes y la protesta se hará gigantesca. El discurso será la queja de que hubo fraude y robo. Todos entraremos a una esfera de desgaste que no cesará y la violencia estallará y no se detendrá. Violencia verbal y física. El PRI perdería margen de maniobra y la percepción ciudadana no será favorable. Dos conceptos serán poderosos, la corrupción y el fraude. Esos conceptos incendiarán los diversos escenarios. Las redes sociales serán tormentosas para el tricolor, en todo el territorio nacional.
Lo mismo sucederá si el Instituto Electoral da muestras de ineficacia.
Al PRI no le queda de otra, debe ganar contundentemente. Y debe hacerlo con más de cinco puntos. Si se pudiera con 15, sería mejor para ellos.
Debe evitarse la sospecha de que hay una imposición vía el fraude. Porque ante la mínima sospecha, el país entrará en una convulsión democrática, para evitar que se repita en el 2018.
La gran revelación es Juan Zepeda, que hizo un gran trabajo a lo largo de su campaña. Será inobjetablemente, el nuevo líder del PRD nacional en un futuro próximo cercano.
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