Inicio Análisis político Columnista MPV Privilegiar el diálogo para la paz y la prosperidad en el TLC

Privilegiar el diálogo para la paz y la prosperidad en el TLC

819
Mtra. Jessica Saiden Quiróz. Delegada del Conafe Yucatán.

El desarrollo sustentable basado en el diálogo, la cooperación y los acuerdos que permitan beneficios para todas las parte son los cimientos de una sociedad estable y en paz.

Mucho se ha hablado en los últimos meses del futuro de las relaciones entre México y Estados Unidos, particularmente a partir de la elección del presidente estadounidense Donald Trump, mayúscula sorpresa, hay que decirlo, ya que, desde un principio no se esperaba que ocupara la silla presidencial más poderosa del mundo.

A unos meses de su mandato, la agenda geopolítica del político republicano se ha caracterizado por sus claroscuros: la posible injerencia de Rusia en sus elecciones, el manejo de los medios de comunicación, sus polémicas declaraciones, Corea del Norte y por supuesto, México.

La inmigración con su – a mi parecer – ineficaz muro fronterizo, el ingreso ilegal de sustancias ilegales y el Tratado de Libre Comercio son parte de los grandes temas que dominarán las mesas de trabajo y los encabezados los próximos meses.

El económico sigue siendo un factor que importa al ciudadano de ambos lados de la frontera, porque es claro que un núcleo social requiere de contar con oportunidades y empleos bien remunerados.

Precisamente Donald J. Trump, aprovechándose de la situación laboral de algunas regiones americanas, llevó esta propuesta denominada Make America Great Again (Hagamos que Estados Unidos sea grande de nuevo), a muchas zonas del Medio Oeste cuyos habitantes se sentían desplazados de sus fuentes laborales.

Debido a sus volúmenes de intercambio anual, el Tratado de Libre Comercio es el acuerdo comercial más grande del mundo, generando, según datos sus respectivas Cámaras de Comercio, negocios de alrededor de 1.3 trillones de dólares entre Canadá, Estados Unidos y México.

Únicamente en suelo estadounidense, más de 14 millones de empleos dependen de este Tratado, por lo que una posible cancelación daría paso a una catarsis en los mercados financieros de todo el mundo.

De ahí radica la importancia de favorecer al diálogo como una manera eficaz de actualizar, no de abrogar su contenido. Recordemos que el TLC se firmó hace más de dos décadas, por lo que las condiciones regionales y globales no pueden equiparse a las actuales.

La primera ronda o “round” de negociaciones fue celebrada esta semana en Washington y en la  cual una importante delegación de especialistas y negociadores mexicanos están buscando buenos tratos con su homólogos tanto de Estados Unidos como Canadá.

No ha sido fácil porque los estadounidenses, quien, aprovechando ser el país económicamente más poderoso del mundo, intentan establecer las reglas del juego y de equilibrar, un déficit comercial en el cual otros parecen ser responsables, menos ellos.

Uno de los temas más recurrentes es la industria automotriz y cuyos diversos componentes son fabricados en la franjas fronterizas al sur de la frontera, por lo que aquel lema “Made in USA”, evoca a un pasado muy distante, pero que ha servido como un principio enarbolado por los conservadores estadounidenses.

Se requerirá una gran cantidad de herramientas diplomáticas así como una altísima capacidad de negociar para modernizar y mejorar este acuerdo, buscando beneficios que impulsen el desarrollo en todos sus ámbitos, en un marco globalizado.

No hacerlo será ser ignominiosos a una realidad que observa cómo, en la fabricación de un objeto, participan hasta diez países. En el mundo, las distancias son cada vez más pequeñas, con sus ventajas y desventajas.

La ferocidad de esto nos dicta pragmáticamente, que los empresarios deben ser innovadores, creativos y dinámicos a la hora de competir en los mercados, porque de lo contrario, serán superados por quienes sí lo sean.

Los datos duros, las estadísticas y las proyecciones macro y micro económicas tendrán un rol preponderante pero la misión mexicana deberá – según mi punto de vista – enfocarse también en llamar a la sensibilidad.

La sensibilidad a la hora de tomar decisiones, dejando un a lado a la frialdad de los números y dando paso al ámbito personal y a los derechos humanos de los tres países que confían en sus mandatarios para mejorar su calidad de vida.

Por lo pronto, y en esta primera tanda de negociaciones, los primeros indicios van a la par con la retórica de Trump, cuya visión a hacer la mayor cantidad de dólares posibles por encima de sus contrapartes.

Confiamos en que se consolidará una gran alianza regional hacia el futuro, pero que tampoco deje abandonado al resto del continente; el ganar-ganar como premisa incluyente de todas las comunidades.

La conducción del Presidente Enrique Peña Nieto en el ámbito de las políticas internacionales nos otorga la certeza de tener al mando a una persona conciliadora, que busca permanentemente el diálogo y el consenso para el bienestar de todos.

En la ya conocida transcripción que hizo el Washington Post de su primera conversación, el Presidente Peña Nieto le hizo ver a Trump la necesidad de llegar a los acuerdos, sin interferir en la autodeterminación de cada nación. Jamás pretendió antagonizar ni crear conflictos innecesarios, porque esto, afectaría a mediano y a largo plazo al pueblo mexicano.

Sería equivocado pensar que podríamos evitar la construcción de un muro, eso ya es decisión de los ciudadanos estadounidenses, cuyos intereses están representados constitucionalmente a través de sus representantes legislativos.

Vamos a estar muy atentos a estas mesas de trabajo y como mexicanos y mexicanas responsables compartimos la visión de que resolver nuestras diferencias es la clava del desarrollo individual y colectivo de la humanidad.

Ya se inició un momento crucial para el mundo, y previo a las siguientes dos mesas de conversación que sostendrá, una en México y la otra en Canadá, Me quedo con las palabras de nuestro Presidente:

“Estoy seguro, de que esta ruta de diálogo que tenemos, especialmente en lo que concierne a la economía, seguridad y comercio, es bastante prometedora en nuestra relación. Creo que estamos en el camino correcto para superar nuestras diferencias…Y creo que podemos continuar con esta actitud, como yo lo veo, que es una actitud constructiva que nos permite avanzar de manera positiva y crear lazos amistosos. Ésa es mi postura”.