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Protestas pueden continuar en Brasil por crisis política y económica

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Río de Janeiro.- Las manifestaciones antigubernamentales del domingo pasado que reunieron a dos millones de personas, podrían aumentar las próximas semanas y desembocar en una crisis política para la presidenta Dilma Rousseff, señalaron hoy expertos.

“La población está sintiendo en sus carnes los efectos de la crisis económica y de los ajustes fiscales, y percibe con rechazo el escándalo de corrupción de Petrobras”, explicó a Notimex el profesor Thales Castro, de la Universidad Católica de Pernambuco, estado del noreste de Brasil.

Castro señaló que las manifestaciones se producen después de un año de “anestesia” por la Copa del Mundo y las elecciones presidenciales de octubre de 2014, y recuerda que ya hay protestas similares a las del domingo convocadas para abril.

“El año pasado fue de anestesia por la Copa y las elecciones. No había un clima de manifestaciones. Pero ahora la dura realidad está aquí”, agregó la fuente, que prevé que las manifestaciones pueden continuar en las próximas semanas y meses.

“Las protestas pueden desembocar en un clima de ingobernabilidad para el gobierno y eventualmente en un impeachment de la presidenta, algo que por el momento es rechazado por la oposición”, indica, en referencia a los llamados de algunos sectores a promover en el Legislativo un proceso para provocar la caída del Ejecutivo.

El escándalo de corrupción en Petrobras, investigado en el marco de la Operación Lava Jato, y su impacto a nivel político han servido de detonante para el descontento de la clase media urbana brasileña, preocupada por las dificultades de la mayor economía de América Latina, que este año no tendrá crecimiento.

Media docena de parlamentarios –entre ellos los presidentes del Congreso y el Senado-, así como Joao Vaccari, tesorero del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, están siendo investigados por la Justicia por participar o beneficiarse de los desvíos de dinero de Petrobras por medio de comisiones en contratos de suministro.

“Las manifestaciones representan no solo la crítica al gobierno de Rousseff o al PT, sino también un desencanto de la sociedad, en particular de la clase media, con el sistema político brasileño. Es un movimiento que tuvo sus primeros pasos en junio de 2013”, estimó Fernando Abrucio, profesor y coordinador de la Maestría de Administración Pública en la Fundación Getulio Vargas de Sao Paulo.

Millones de personas salieron a las calles de las principales ciudades de Brasil en junio de 2013 para exigir una reforma política que el Congreso lleva 20 años sin lograr aprobar, con el objetivo de mejorar la representatividad y luchar contra la impunidad política en casos de corrupción.

La presidenta prometió entonces adoptar medidas para impulsar una reforma política y nuevas leyes para combatir la corrupción, pero buena parte de las medidas anunciadas por el Ejecutivo fueron posteriormente incumplidas o, al ser enviadas al Congreso, fueron rechazadas por la Cámara.

El Legislativo salido de las elecciones de octubre de 2014 impide ahora a Rousseff adoptar medidas de urgencia para poder responder a los pedidos de los manifestantes, pues la base de los partidos aliados del gobierno en el Congreso es más débil.

 

(NOTIMEX)