Inicio Noticias Internacional Que Dios los bendiga: Benedicto XVI el Papa que renuncia pero no...

Que Dios los bendiga: Benedicto XVI el Papa que renuncia pero no se va

726

En la última audiencia del Papa Benedicto XVI, fue evidente la emotividad con la que miles de feligreses lo despidieron. El Papa alemán, el hombre recto, dirigió un mensaje lleno de amor por la Iglesia Católica, un mensaje que por momentos fue revelador, sobre todo cuando señaló “el Señor se ha dormido” recordando el pasaje cuando Jesús se durmió en plena tormenta haciendo entrar en crisis a los apóstoles que creyeron que la barca se hundiría.

Es el Papa que ha cimbrado a todo el mundo con su decisión, una que por sus características revela que la Iglesia Católica atraviesa por grandes retos y que necesita de la oración de los millones de católicos en todo el mundo. El Papa anunció que se retiraba, sin embargo, apenas ayer anunció que será un Papa hemérito, es decir, no se va del todo.

El Papa en su última audiencia admitió que en su vida pontificia no todo ha sido fácil, y le pidió a los feligreses que oren por él. Se puso en manos de la virgen María y se despidió diciendo “que Dios los bendiga”.

Aquí la reseña de la cual dan cuenta diversos medios de comunicación de importante penetración en la web.

ABC.es:

En la audiencia más conmovedora de todo el Pontificado, Benedicto XVIanunció a los fieles que «no regreso a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros recepciones, etc. No abandono la cruz sino que permanezco de un modo nuevo junto al Señor Crucificado».

En su último acto público, iniciado con un recorrido en «papamóvil» para que todos los fieles pudiesen verle de cerca, Benedicto XVI afirmó que a partir de la noche del jueves «dejaré de llevar la potestad de gobierno, pero permanezco en el entorno de san Pedro con el servicio de la plegaria».

Sereno y sonriente, el Santo Padre reconoció haber tenido momentos «de gloria y de luz» y momentos «de aguas agitadas y viento contrario» a lo largo de estos casi ocho años, «pero en ningún momento me he sentido solo». El Papa estaba tranquilo, pero, entre el público, muchas mejillas se llenaban de lágrimas.

En el momento de la despedida, Benedicto XVI manifestó sentir «una gran confianza, porque sé, porque sabemos todos, que la Palabra de verdad del Evangelio es la fuerza de la Iglesia».

El Papa agradeció la ayuda recibida de los cardenales de todo el mundo y de la Curia vaticana, así como la ayuda de los embajadores, y también de los periodistas.

Agradeció también las cartas recibidas estas dos semanas, subrayando que, además de mensajes de jefes de Estado y personajes importantes, ha recibido muchos de fieles corrientes «que me escriben como hermanos y hermanas, como hijos e hijas, con el sentido de una relación familiar muy afectuosa

 

Televisa:

CIUDAD DEL VATICANO, feb. 27, 2013.- El papa Benedicto XVI mostró este miércoles su lado más humano y emotivo ante unas 200.000 personas que se acercaron a la Plaza de San Pedro para despedir al pontífice en su última audiencia general, un día antes de hacer efectiva su renuncia a la silla de Pedro.

Ante el pórtico de la imponente Basílica de San Pedro, los purpurados, sentados en sillas y de cara a la plaza, aguardaban la llegada del pontífice, de 86 años, mientras una muchedumbre agitaba banderas de todas las partes del mundo y coreaban “Benedicto, Benedicto” en la plaza períptera proyectada por Gian Lorenzo Bernini entre 1656 y 1667.

Otros prefirieron rezar el rosario, en suave murmullo, a la espera del papa.

El sol, que ha acompañado a Benedicto XVI en todas sus apariciones públicas desde que el 11 de febrero anunciara que el 28 abandonaba el Pontificado, a pesar de mal tiempo que arrecia Italia, tampoco ha faltado hoy a su cita aportando una calidez y una luz límpida.

Cuando el papa, abrigo y solideo blanco impoluto, ha aparecido a bordo del papamóvil, la ovación ha sido tan general que hasta las palomas y gaviotas que revoloteaban sobre la explanada han cambiado el rumbo de su vuelo.

Benedicto XVI ha recorrido a bordo del papamóvil junto a su secretario particular, Georg Ganswein, la gran explanada para acercarse más a los fieles y peregrinos que trataban de inmortalizar con sus cámaras el momento, ciertamente histórico, y con una parada puntual para coger en brazos a un recién nacido y bendecirlo.

Después, la alocución del papa alemán, tan íntima, tan cercana, tan confiada con los allí congregados ha sumido a los peregrinos en un profundo silencio, roto de vez en cuando por fuertes aplausos ante las sinceras y sencillas palabras pronunciadas con voz trémula por Benedicto XVI.

El papa ha relatado cómo se ha sentido en su pontificado, en el que ha reconocido ha habido momentos de contrariedad y cómo su decisión de renuncia no la ha tomado por motivos particulares, sino por el bien de la Iglesia.

“No abandono la Cruz”, dijo y fue largamente aplaudido por casi todos, cada vez más emocionados, mientras el papa sin inmutarse aseguraba que “la Iglesia está viva”.

A medida que el papa avanzaba en su discurso sobre el proceso de su renuncia el silencio se tornaba en clara conmoción de los allí presentes.

“He dado este paso conociendo su profunda gravedad y novedad, pero con un ánimo sereno”, afirmó y habló de la barca de Pedro que sólo el Señor la conduce.

Al finalizar su discurso, las gentes aclamaron, aplaudieron, nombraron, ovacionaron al papa durante largos minutos, y muchas de las gentes, lloraban.

“Ha sido una alocución muy personal respecto a otras audiencias”, dijo el sacerdote italiano Ettore Russo, de 42 años, “ha puesto mucho corazón, mucha intimidad. Ha hablado con la sinceridad con la que habla el padre al hijo, un hermano a su hermana”.

“Se respiraba conmoción en el aire”, agregó.

Para Antonello Jagen, de Trieste, la ceremonia ha sido “absolutamente maravillosa. El papa ha dejado un increíble testimonio de fe y de servicio a la Iglesia”.

Rodeadas de banderas españolas, un grupo de veinte mujeres se fotografiaban en la Plaza de San Pedro para inmortalizar el “momento histórico” que supone la celebración de la última audiencia pública del también Obispo de Roma.

“Benedicto XVI es el legado de la fe usando la razón” y “nos ha ayudado espiritualmente”, afirmaron las españolas, que quisieron dejar constancia que habían viajado a Roma para despedir al papa Ratzinger dejando un total de 74 hijos en España.

Varias religiosas italianas comentaban; “El papa ha desafiado al mundo. Se trata de algo grandioso. Hasta ahora la tradición era esperar a que se muriera un papa”.

“Simplemente, -dijeron- Benedicto XVI ha imitado el ejemplo de Jesús. Todo el mundo se preguntó por qué se marchaba (Jesús) porque no sabían que quedaba el Espíritu Santo”.

Poco a poco la plaza se fue despejando a la espera de que mañana Benedicto XVI salga del helipuerto del Vaticano a bordo de un helicóptero, para dirigirse a Castel Gandolfo a las cinco de la tarde.

Milenio

Emoción, tristeza, respeto, devoción, estima y admiración por la renuncia de Benedicto XVI al Pontificado se han sentido hoy en la Plaza de San Pedro, abarrotada por unas 100 mil personas que han querido acompañar al Papa en su penúltimo Ángelus en el primer domingo de Cuaresma.

La aparición del Papa en la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico a las doce en punto, en un día límpido y soleado, provocó un clamor general entre los peregrinos, fieles y curiosos que apretados unos contra otros le recibieron con aplausos, mientras otros trataban de inmortalizar el momento histórico con sus cámaras.

La voz de Benedicto XVI, quien a las ocho de la tarde del próximo día 28 de febrero renunciará a su Pontificado, sonó en la barroca plaza clara, fuerte y tranquila y agradeció a los presentes sus muestras de afecto y les pidió que sigan rezando por él y por el próximo Papa, así como por los ejercicios espirituales que empezará hoy junto a los miembros de la Curia romana.

En la Plaza de San Pedro se sintió un respetuoso silencio ante las suaves, pero enérgicas palabras pronunciadas por el papa alemán que fueron especialmente aclamadas por los numerosos italianos y romanos que quisieron despedir a su Obispo, seguidos por los hispanohablantes en cuya lengua, la española, “suplicó” que rezaran por él.

Entre los asistentes, la camerunesa cristiana residente en Milán Bertha Bonny, de 42 años, dijo a Efe que para ella “el papado es un compromiso y por lo tanto, la renuncia de Benedicto XVI ha sido para mí como una bomba”.

“Tras vivir el pontificado del carismático Juan Pablo II, me costó hacerme con Benedicto XVI, pero ahora que he comenzado a comprender y a entender el importante mensaje de santidad que ha sido capaz de transmitir en estos tiempos tan difíciles, se va”, añadió.

“Espero que el próximo papa esté a su altura -continuó Bonny- y que todos nosotros tomemos conciencia de que el verdadero cambio se ha de producir dentro de nosotros mismos”.

En cuanto a la posibilidad de que resulte elegido un papa africano, contestó que al igual que ha ocurrido en Estados Unidos con la presidencia de Barack Obama, la Iglesia podría ser guiada por un papa africano.

Para Andrea Lupino, milanés, de 58 años, la renuncia del Papa “ha sido un ejemplo de cómo se puede vivir en este mundo sin pensar en uno mismo. Un ejemplo de humildad y de elevada talla intelectual y moral” y no pudo continuar hablando porque, según dijo, “estoy demasiado emocionado” y se fue llorando.

Entre los peregrinos se encontraba Katy, hermana de la orden de las Hijas de la Iglesia, quien afirmó conmovida: “En este tiempo que se habla tanto de poder, el papa Benedicto XVI ha llevado a cabo la lógica del Evangelio que es el servicio y el amor y ha dado un paso histórico para la Iglesia, un paso revolucionario por haber sabido preservar su espiritualidad profunda del puesto de poder que aún ocupa como sucesor de Pedro”.

En cuanto al hecho de que Benedicto XVI conviva en un futuro próximo dentro de los muros del Vaticano muy cerca de su sucesor, todos los entrevistados coincidieron en señalar que “puede ser muy valiosa y provechosa la experiencia de Ratzinger para el nuevo pontífice”, como dijo Oscar López, de 33 años, de Madrid.

Muchos latinoamericanos, entre ellos el matrimonio mexicano Mendoza, también coincidieron en afirmar lo interesante que sería que el sucesor de San Pedro fuera un latinoamericano, “porque somos el continente con mayor número de católicos en el mundo y constituimos la esperanza de la Iglesia”.

Mientras la policía organizaba un pasillo para que la muchedumbre saliera de la plaza, Mauro Russo, de 52 años, con su hija Anna en brazos, comentó que “lo importante es que la Iglesia vaya hacia adelante como un coche Ferrari, no importa quien lo guíe, pero sí que venza”.

Y agregó: “A pesar de los pesares, nadie puede rebatir que la Iglesia es una gran columna para Occidente”.

Poco a poco el gentío fue despejando la imponente plaza diseñada por Bernini, mientras una cortina de niebla oscurecía la Basílica de San Pedro y personas como Rebecca, inglesa y protestante, que como turista asistió al Ángelus repetía: “No entiendo nada, pero es increíble, ha sido increíble, no he visto ni vivido nada igual”.