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Simulación y trapecismo político de Monreal y Morena

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En la conformación de las cámaras legislativas, diputados y senadores, los partidos políticos tienen el derecho de constituirse bancadas por partido político. Lo anterior para darle viabilidad a la fuerza del partido en la negociación política, permitir los acuerdos y la fluidez en el trabajo legislativo. En la ley orgánica la bancada tiene privilegios económicos al asignársele recursos e infraestructura para el desarrollo de sus tareas.

En el anterior proceso electoral participaron los partidos políticos: PRI, PAN, PRD, PVEM, Movimiento Ciudadano, PANAL y Partido del Trabajo. De acuerdo con los lineamientos de la cámara, para que una bancada se pueda constituir se requiere como mínimo 10 legisladores de la misma fuerza política. La adhesión al final es voluntaria, si un legislador no quisiese pertenecer a una se encuentra en la libertad de hacerla. En caso de no contar con 10 legisladores se puede declararse como legisladores independientes o aliarse con otra bancada. En la realidad desde la bancada se toman muchos acuerdos del trabajo legislativo, desde la discusión, mecánica de votación o estrategia de la defensa de la postura política en el quehacer parlamentario.

En fechas recientes se autorizó la existencia de tres nuevos partidos políticos: Morena, Partido Encuentro Social y Partido Humanista. Los nuevos partidos deberán competir en el próximo proceso electoral de 2015.

Pero para el caso de Morena la situación es especial. Un partido que surge satélite del PRD con la renuncia de quien fuese su candidato presidencial por dos ocasiones Andrés Manuel López Obrador. Tras la figura del mesiánico líder varios perredistas e integrantes del Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano renunciaron al partido del sol azteca.

Ahora resulta que la Cámara de Diputados autorizó la creación de la bancada del partido Morena encabezada por Ricardo Monreal como coordinador y Alfonzo Durazo como vicecoordinador, contando con 16 legisladores para darle legalidad a la fracción parlamentaria entre los que se cuentan Loretta Ortiz, Luisa María Alcalde, Lorena Méndez, Fernanda Romero, Gerardo Villanueva, Rodrigo Chávez, Arturo López Cándido y Manuel Huerta.

Vale la pena los siguientes cuestionamientos:

  1. Los partidos políticos antes de un proceso electoral deben inscribir una plataforma política ante la autoridad electoral que contenga su programa político. ¿En dónde quedo entonces el compromiso que asumieron los anteriores legisladores con los electores que votaron por ellos supuestamente enmarcados en una fuerza política?
  2. Además, cada uno de ellos – independientemente sean de cargo directo o plurinominal – utilizaron dinero público de las prerrogativas que se les asigna por la autoridad electoral para la lucha político electoral. Lo que significa ¿Qué no importa lo que se gaste y se lapide el dinero público si la posesión de un cargo no termina siendo vinculante con las promesas y programa político que los llevo al poder?
  3. Se entiende que exista una fuerza política y que requiere ser reconocida en las cámaras legislativas como tales. Pero en el proceso de 2012 nunca se votó por Morena, nadie llegó a prometió a cumplir con su programa político. ¿Es válido entonces que impere el interés privado e individual de un legislador por encima del programa político?

Por otro lado, Ricardo Monreal, anunciado el coordinador de la nueva fracción de Morena,  es el ejemplo del trapecismo e incongruencia política plena. En 1991 se convirtió en presidente estatal del PRI y fue diputado del Congreso Local y posteriormente senador de su estado natal, Zacatecas. Cuando la decisión del partido no le fue favorable renuncia al partido y triunfa en una elección bajo el membrete del Partido de la Revolución Democrática. Intentó ser candidato presidencial por el PRD pero declinó y se unió a la campaña de Andrés Manuel López Obrador. El 11 de diciembre de 2008 deja el cargo de vicecoordinador del PRD al Senado y formaliza su renuncia para unirse al Partido del Trabajo, según justifica para legalizar la constitución de una bancada del PT en la cámara legislativa. En fechas recientes, después de ser coordinador de campaña de López Obrador, llegó por la vía plurinominal a la Cámara de Diputados siendo el coordinador parlamentario del Partido Movimiento Ciudadano. Un solo hombre como muchas caretas y partidos, un trapecista que se sube y sale a la conveniencia de sus propios intereses.

Por lo cual, tener políticos así en México, no tiene precio.