“Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa”.
Demócrito de Abdera
Empecemos con la definición de la palabra “ejemplo” que da la Real Academia Española: Caso o hecho sucedido en otro tiempo, que se propone, o bien para que se imite y siga, si es bueno y honesto, o para que se evite si es malo.
Desde la comodidad de nuestra posición nos encontramos viendo la destrucción social, tal pareciera que los sucesos que ocurrieron, ocurren y ocurrirán, nunca tocaran nuestra puerta.
Salimos todos los días a vivir nuestros roles, a seguir con nuestros paradigmas, a cumplir puntualmente y de manera programática nuestras tareas diarias. No importa el modelo o prototipo de personas que somos, sencillamente obramos sobre lo conocido, hacemos lo que conocemos y transmitimos en lo que nos hemos convertido.
Vemos en la revisión de nuestras conductas una tarea titánica de poco interés, como algo que no necesita reflexión, como todo aquello que ya está dispuesto por la generalidad y que no requiere de ninguna manera un análisis profundo, dando solo valor al comportamiento social que impera y hoy es aceptado.
Pero acaso nos hemos puesto a pensar en lo que somos, en lo que representamos, en lo que queremos como seres humanos, en lo que aspiramos para nuestra especie, para nuestros hijos, para el futuro, seguramente no, esto sin saberlo se convierte en ejemplo, en nuestro ejemplo, en un modelo de vida; al menos de nuestra estirpe, sin dejar de pensar que también lo es para los demás, nuestros iguales.
Al hacer esa reflexión podríamos pensar en los sucesos que cotidianamente están ocurriendo, podríamos interpretarlos como cosas ajenas, sucesos aislados, que por ninguna razón se están sistematizando, esto realmente es así?
Concluyo parafraseando el encabezado de este trabajo: Quiénes o quien está sirviendo de ejemplo, de modelo, de prototipo o de guía para los demás?
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