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Todos los candidatos necesitan CEVICHE

En México, ya estamos hartos de más de lo mismo. En múltiples ocasiones hemos sido esos ingenuos camarones a quienes dormidos, se los ha llevado la corriente. Han hecho su festín a gusto muchos astutos pescadores, que han aprovechado el río revuelto para sacar ganancia y colocarla en su canasta sin fondo, cual hoyo negro que no conoce límites. En México, se necesita más CEVICHE y menos tiliches o fetiches. Todas las, y los candidatos deben nutrirse de este delicioso y aleccionador manjar, bautizado por el pueblo y reclamado por el mismo como plato fuerte y no sólo una “entrada”… por salida. Presentemos en bandeja de plata al buen CEVICHE a través de un acróstico, alimento promotor de la salud nacional, que todo aquel que quiera representarnos como sociedad, debe degustar hasta hacerlo propio, parte de su esencia:

Credibilidad

Empatía

Valentía

Inteligencia

Carisma

Humildad

Esfuerzo

En el terreno político, encontrar una persona con credibilidad es como hallar una aguja en un pajar. Con tantos dimes y diretes, medias verdades y mentiras y medias, máscaras para ocultar oscuros pasados, adversarios atentos a cualquier fallo para señalarlo en el momento más conveniente, es decir, en una verdadera guerra socio-psico-mediática, lo creíble, a veces es increíble. Una persona con valores, congruente en pensar, decir y hacer, que se ciña a sus convicciones y no se venda al mejor postor, que defienda con su vida lo que cree y dé un buen ejemplo de ello en lo cotidiano, es lo que México necesita. Pero ¿existirá o es un asunto de creación mediática, lo que “hacen creer a las masas” será lo real…? Habría que conocer los hábitos de la persona, cuando “nadie la ve”, pues ahí es donde la verdad se manifiesta, no en la actuación que supone su rol frente a los demás, y mucho menos con intereses económicos de por medio. Credibilidad, en México queremos credibilidad. Analicemos la vida de los candidatos, optemos por el más congruente desde su niñez y juventud, pues aunque nadie es perfecto, sino sólo Dios, aun así hay conductas predecibles en el futuro, si se es atento al observar el pasado…

Empatía, palabra que va más allá de la “simpatía”, siendo la cualidad humana esencial que permite a un ser humano ponerse en el lugar, en los zapatos del otro, sobre todo emocionalmente. No se trata de una comprensión mental de las necesidades, ni de una conexión intelectual, sino un asunto de corazón a corazón. ¿Cómo poder realmente ver por las necesidades sociales, si estas no le importan al candidato, y sólo actúa como si le interesaran, para obtener votos, pero de dientes para afuera? Lo que es honesto, se nota. La empatía, cuando es genuina, se transmite por los poros.

Se siente cuando alguien realiza una actividad a favor de una causa, sólo para la foto o para acallar su inquieta conciencia, y cuando lo hace de corazón, movido desde su interior, por el amor, por sufrir con los que sufren, por haber hallado su sentido de vida a través del servir a la comunidad. Pareciera que los términos “Político” y “Empatía” fueran antónimos, pues pensadores como Maquiavelo y otros tantos de su corte, dirían que sería tonto pensar en los demás, cuando el más importante es uno mismo. Pero si la inteligencia fuera un factor decisivo en la decisión de ser empático, esta misma le daría la presea de oro a la empatía, pues a la larga, las personas se dan cuenta de las intenciones y si estas no fueron honestas desde un principio, se pierde más que aquello que se ganó. Ejercitar la empatía nos hace no sólo más humanos, sino también más felices, al ser canal de felicidad para otros, lo cual alimenta un sentido de vida positivo y nos conduce por las sendas del: bien ser, bien hacer, bien estar para el bien tener.

Valentía, es una característica de muchos de personajes de nuestra Revolución Mexicana e Independencia. Valentía es lo que distingue a una persona que permite que lo malo acontezca en frente de sus narices, sabiendo que puede hacer la diferencia al intervenir. Valentía, es el factor clave entre quienes hacen que las cosas sucedan y aquellos que se quedan esperando a que todo se les dé servidito y en papilla. Ser valiente no implica imprudencia, al contrario, el valiente sabe cuándo hablar y cuándo callar. Lo hace todo en su justo momento, pero no se intimida ante nada ni nadie, pues confía en Dios y en la verdad que lleva como estandarte, sustentando sus acciones en convicciones, y por ende, no es presa fácil de ningún enemigo, a los que con inteligencia, puede volver a su tiempo, sus amigos…

Inteligencia, es más que sacar 100 en una o varias asignaturas, o contar con un sinfín de títulos académicos. Si bien ello habla de una disciplina y esfuerzo valorables y reconocibles, pues es mejor invertir tiempo en la educación que en los vicios, por ejemplo, no es un indicativo absoluto de aquello denominado inteligencia. Es más valiosa la inteligencia emocional, social y espiritual, que la que tradicionalmente mide y fomenta el sistema educativo en México. Todos los tipos de inteligencia se complementan. Grandes empresarios han dicho: “Pagaría más por una persona con inteligencia emocional elevada, que por un egresado de un doctorado en Harvard sin la misma”. La capacidad de decir lo correcto, de la forma adecuada, en el momento justo y a las personas indicadas, no tiene precio. Un candidato debe ser inteligente desde el punto de vista socio-emocio-espiritual, y no como una “Trump-eta” que agrede y violenta a diestra y siniestra, sin importarle a quien pueda dañar.

Carisma, es un factor básico en el terreno de la política, y de la vida cotidiana, ya que es esa fuerza que atrae hacia la persona, es una especie de “cáeme bien”, que puede compensar algunas deficiencias, pero también encandilar seres humanos, así que debe analizarse con cuidado. Muchos dictadores han sido “carismáticos”, pero también lo han sido grandes líderes de la historia que han dejado algo positivo en su andar. El carisma es un don de Dios, que utilizado para el bien, puede rendir muy buenos frutos. El carisma es ese “no sé qué tiene”, pero me agrada su presencia, o cómo se expresa. Esa cualidad asociada con un tipo de liderazgo, el que más se nota, el que más gana votos. Sin embargo, el carisma no es suficiente, aunque ayuda y mucho, pues debe combinarse con los demás ingredientes en una mezcla perfecta.

Humildad, es el principio del éxito verdadero y sostenido en la vida. Dios exalta a los humildes y humilla a los soberbios. La prepotencia acaba en un minuto, lo que costó una vida construir. Sólo al reconocer los propios errores, no ocultándolos a toda costa, es posible vincularse de manera efectiva y auténtica con los demás, quienes no quieren “Perfectos” sino personas falibles que también han pasado por pruebas, pero las han vencido. La gente quiere personas con las cuales identificarse, ya que los superhéroes o heroínas, son más propios de Hollywood que de la vida real. Ser humilde no se trata de vivir en la pobreza y que todos “lo vean”, sino de una actitud del corazón, ya que existen personas con muy buen nivel económico que son humildes y generosas, y otras sin el mismo, que son soberbias y tacañas, y viceversa. La verdadera grandeza es como el mejor de los perfumes, quien lo lleva puesto es quien menos lo siente. El humilde no compite con otros, sino consigo mismo.

Esfuerzo, palabra mayor, fundamental. Sin esfuerzo no debe haber recompensa. Este es un punto raíz, ya que estamos hartos en México de que personas sin preparación, que no se han esforzado para conseguir lo que tienen, estén en puestos designados por unos cuantos a manera de “pago de favores”, mientras que personas más capacitadas y que merecerían ese lugar, están rezagados en el olvido. Esforzarse implica haberse ganado el lugar que se ocupa con méritos propios y no a través de las “influencias” y compadrazgos que tanto han lastimado al país. Si menos compadres y comadres hubiera, y en vez de ello, estuvieran hombres y mujeres capaces en los lugares de liderazgo estratégico, muchas cosas serían diferente. ¿Y qué crees? En estas elecciones, podemos elegir a conciencia, participar en los comicios con una visión crítica de quienes son las y los candidatos, investigarlos, conocerlos, y no regirnos por lo mediático, sino por lo real. Conozcamos a las personas, no a los roles, y quien haya comido más CEVICHE, ¡Esa o ese, es el bueno!

Para meditar:

“Dios es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos”. Daniel 2:21 (RVR1960)