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Un mundo sin mentiras por un día

Imaginemos que ocurriese un evento utópico, que por un día, fuese imposible para cualquier persona decir mentira alguna.

Desde el vecino de la esquina, hasta el político consumado ¿qué ocurriría?, ¿acaso un caos colectivo o la situación en el mundo mejoraría? Tratemos de proyectar nuestras menteshacia un día sin el vicio más antiguo del mundo. Hola, buenos días ¿Cómo estás?, ¿cuál sería tu respuesta?, y ante el incómodo a veces ¿cómo me veo?, ¿qué dirías? Juguemos, invitemos a volar a nuestra imaginación.

Los banqueros, las parejas, las familias, ¿sería diferente lo que ocurriría dentro de una cárcel, que en cualquier lugar en aparente libertad?, ¿qué dirías si te paras frente al espejo?, ¿quién eres, en quién te has convertido?, y si alguien que amas te pregunta sobre un “asunto difícil” ¿cómo lidiarías con el haber arrojado la “verdad” en su cara y sin previo aviso. Yo creo que ante esta situación caótica y francamente inesperada, lo que podría “salvar el curso de las cosas” sería el amor.

Decir la verdad en amor, marca la diferencia. Continuando en sintonía con el “día sin mentiras”, ¿cuántas campañas fracasarían, celebridades dejarían de serlo, pastores dejarían el púlpito, religiones quedarían desmanteladas, funcionarios dejarían sus cargos? Anda, atrévete a retar tu mente, ¿qué sería diferente en tu vida si fueras parte del día de la verdad?, ¿soportarías que te confronte cara a cara?, ¿confrontarías a otros?, ¿cómo te sentirías?, ¿te importa ello en realidad? La respuesta es sí, pero ¿qué hacer ahora?…

Seguir caminando, enfrentando las consecuencias de los actos, con integridad, de frente y te darías cuenta quizá de que así sería mucho más fácil, pues quien no miente, no resbala, quien dice la verdad camina confiado, el deshonesto se vuelve un paranoico pues su conciencia le acusa, pierde la paz, se le va la vida. Y esto es así porque Dios que es Amor y Verdad, aunque también es Justicia, no se encuentra en una religión, sino en aceptar a Jesús en nuestros corazones y vivirlo, no sólo en Semana Santa, Pascua o Navidad, sino todos los días de nuestra vida. Jesús, nos mostró el camino diciendo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre si no es por mí”. Estas palabras cobran un significado de vida o muerte, cuando en un mundo plagado de dolor, traiciones, guerras, violencia y falsedad, aparece la verdad personificada en forma de Jesús, y el mundo con sus contradictorias formas de ser, acaba destruyéndolo, sin haber jamás cometido falta alguna y conduciéndose siempre en apego a la voluntad divina, buena, agradable y perfecta de Dios, ¿Qué pasaría si todos dijéramos la verdad por un día?, ¿se limpiaría el ambiente o se incrementaría el número de conflictos por lo no dicho, lo medio dicho y lo que siempre se quiso decir?, ¿Callar o hablar? He ahí el dilema.

Los defensores de “la verdad aunque duela” podrían decir, si no te mata te fortalece. Y es verdad. La verdad no peca pero incomoda dice el refrán ¿cuántos incómodos tendríamos?, ¿cómo serían nuestras relaciones sociales después de este día?

Este es un tema profundo, filosófico, en suma interesante que te invito a meditar, pero sobre todo a entender que lo oculto siempre es manifestado, que la luz vence a la oscuridad, que no se puede tapar el sol con un dedo y quien lo intenta hacer es seguro que se quemará. Vivamos en integridad, en rectitud, con la conciencia tranquila y las manos limpias.

Durmamos tranquilos, soñemos con grandeza, y trabajemos con entereza para lograrlo quizá no por la “vía rápida” pero sí por la mejor, la que cuenta con los sólidos cimientos de la honestidad. ¿De qué vale ganarse al mundo y todo lo que hay en él si se pierde el alma y la vida eterna junto con ello? Yo prefiero vivir para siempre juntamente con Jesús, a vivir a “mi modo” siendo presa de pasiones pasajeras que como el viento se disiparán.

No hagamos tesoros en esta tierra, pues la polilla hará un festín, sino más bien atesoremos para lo venidero, pues el gozo y paz, no tendrán fin. A decir la verdad se ha dicho, expresaba un sabio refrán, hasta que llegaron los políticos y lo hicieron azafrán; crocussativus su nombre, muy amarga su sazón, oro rojo que convence, y te nubla la razón; ojos abiertos y oídos más, si buscas la verdad, ella te hallará.