Verónica Camino, un “huracán” que atormenta a Morena y alerta a Mérida.
El problema de la senadora Camino Farjat es su credibilidad, pues se puede hablar y hablar de todo y por todo, pero si nada de lo que se dice es creíble, entonces todo es inútil. Congruencia, ese es el punto.
Una vez lo hace y la otra vez también, es el escándalo, es la polémica, es la polarización, es la discusión, es el doble lenguaje, es Verónica Camino, la mujer a la que desde el Senado de la república han decidido imponer como la candidata a la presidencia municipal de Mérida, y tal vez, como la candidata al gobierno del estado en el 2024.
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Es como un “huracán” que está sacudiendo las entrañas de Morena en Yucatán y que amenaza la tranquila dinámica social, política y económica de Mérida. Ella está convertida en todo un agente de la discordia política. Porque evidentemente ya está convencida de ser una #Amlover. Por eso habla y habla de todo y por todo. Lo último fue el tema de las protestas del movimiento feminista a la que el presidente AMLO desdeñó, así como el caso de la candidatura de Félix Salgado Macedonio en Guerrero a pesar de las protestas de activistas militantes de Morena.
Claro que no se sabe si su amor por AMLO es “puro” o es convenenciero. Lo cierto es que no duda en votar a ojos cerrados por todo lo que AMLO ordene al senado. Ella solo le dice sí a lo que diga Ricardo Monreal, el acólito más fiel del presidente.
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¿Qué le espera a Morena bajo el liderazgo de Verónica Camino?. Porque ese es el punto. Verónica no viene a ser candidata solamente. No es como Fernando Xacur, tampoco quiere que la confundan con “huacho” Díaz Mena, no, ella lo quiere todo. La priísta de cuna desea todo el poder dentro de Morena, la dirigencia, el control de los órganos internos, las candidaturas, el control del presupuesto, en fin. Y no es difícil deducirlo si ha estado siempre ligada al poder político.
Ella conoce como se hacen las cosas desde el poder. Sabe que no se trata de “figurar”, sino de controlar. Así lo aprendió de Rolando Zapata y de Víctor Caballero, sus mentores.
Poco a poco Morena queda bajo el manto de los poderosos de México, que ignoran flagrantemente a los militantes del estado. La dirigencia está diminuta y las figuras preponderantes dejaron de brillar; su luz se opacó y pasaron a jugar el papel de mansos “borregos”.
Los aguerridos guerreros de la 4T, están convertidos en mansos “borregos” que no se atreven a alzar la voz para hacerse respetar. Han caído en la incongruencia y nos muestran su verdadera personalidad. No son tan feroces como decían. Critican al PRI y actúan como lo hacían los priístas de antaño.
No se trata de ser disciplinados, sino de mostrar la dignidad. Una dignidad que parece guardaron en la alacena. Les han impuesto a Verónica Camino y con ella, vienen todos los grandes cambios. Morena está a punto de desaparecer como lo conocemos, para transformarse definitivamente, en un nuevo PRI, a donde llegarán todos los arrepentidos, todos los corruptos que pondrán el dinero robado al servicio electoral de la 4T. Porque, se trata de ganar y ya luego se verá cómo se acomodan.
