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Violencia política en contra de las mujeres, una realidad que podemos cambiar

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Mtra. Jessica Saiden Quiróz. Delegada del Conafe Yucatán.

Los espacios de oportunidad se ganan, pero la permanencia se consolida con el trabajo diario y el esfuerzo constante.
Ser mujer en México no es fácil, ser mujer exitosa es aún más complejo, pero ser mujer exitosa en la esfera de la política parece ser aún un tabú en una sociedad predominantemente machista, en donde prevalece la idea de que el sexo masculino cuenta con alguna fuerza – física o emocional – superior al de las mujeres.
Ideas escudriñadas a través de la historia, las cuales han dificultado el acceso de las mujeres a áreas de poder y control gubernamental, batalla que se ha extendido a lo largo de doscientos años, remontándose a 1791 con la publicación de la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.


Hace menos de seis décadas que las instituciones le otorgaron a las mexicanas la prerrogativa al derecho al voto, esto fue el 17 de octubre de 1953.
Momento crucial y pionero en el movimiento por la igualdad de condiciones entre géneros, pero a la fecha, el campo de acción y desarrollo femenil es limitado, aún falta mucho por hacer.
En los medios de comunicación estatales hemos observado con tristeza como se ha incrementado el número de ataques y actos violentos de algunos hombres en contra de sus parejas mujeres, lo que ha puesto nuevamente sobre la mesa del debate la importancia y el rol que desempeñamos en la vida productiva, económica, social y por supuesto política.
La violencia no es únicamente una agresión física, también son aquellos actos encaminados a menospreciar o socavar a otro ser humano, utilizándose palabras, señas, lenguaje no verbal u omisiones con ánimo de desprecio. El respeto se debe dar todo el tiempo, en cualquier lugar, momento o circunstancia.
Violencia política en contra de las mujeres es característico de una escasa educación en valores familiares, porque cuando no existe una enseñanza acerca de la pluralidad o igualdad generacional, las generaciones crecen con la idea errónea de que las mujeres no valemos los suficiente en el campo público y la eficiencia institucional.
En esa intención de empoderar al género, gobiernos responsables y comprometidos equilibran mediante diversos mecanismos legales las condiciones sociales entre los hombres y las mujeres, ya que por ejemplo, el gobierno de Yucatán y su titular, Rolando Zapata Bello envió a los diputados una serie de iniciativas legislativas para darle herramientas a los municipios, puntos neurálgicos en el desarrollo de los yucatecos.
Reunir las voces e ideas de todos debe ser una prioridad en la agenda pública, incluyente y no mirando los colores partidistas, que muchas veces nublan u obstaculizan el avance de las autoridades, y por esto, felicitamos la visión del Gobernador de responder directa y efectivamente ante los retos de todas las mujeres.
También, quienes nos representan en el Congreso estatal y federal aprobaron este año que en las próximos comicios, los partidos políticos tendrán que postular cuando menos un 50 por ciento de candidatas a cargos de elección popular, estableciendo de facto, paridades electorales que beneficiarán la inclusión, la equidad y la justicia de género.
Estas acciones representan definitivamente, un avance sustantivo en las relaciones entre hombres y mujeres, pero tenemos que seguir ampliando, por medio de leyes, pero también con la actividad social, el apuntalamiento de políticas públicas que fortalezcan la interacción entre los géneros.
No se trata de debilitar a nadie, se trata de convivir armoniosamente como sociedad, como una comunidad que acepta las ideas de personas, seres humanos valiosos en el camino de la transición hacia el éxito.
En la medida que en la política nos podamos sentar a la mesa a debatir con orden y claridad los grandes problemas nacionales, seremos un tejido estructurado.
Desde mi perspectiva quisiera exponer, algunas ideas que me parecen útiles respecto al tema.

Elegir a las mejores y más preparadas.
Los partidos políticos en la esfera de sus propias bases y liderazgos, elegir a las mejores mujeres para ocupar cargos públicos. Se debe tomar a consideración experiencia, preparación profesional, compromiso con la ideología y trabajo previo a favor de la comunidad como factores indispensables de un carta de vida.
Espacios ganados desde el ámbito jurídico y legislativo pueden ser inútiles si los votantes no se identifican con un proyecto sostenido en la confianza y los resultados.
Difusión adecuada de ideas.
Tenemos hoy en día, lideresas muy valiosas que ocupan u ocuparon cargos de altísima responsabilidad en puestos públicos como Ángela Merker, canciller de Alemania; Rosario Green, excelente estadista mexicana; Olga Sánchez Cordera quien fue ministra de la Suprema Corte de Justicia o Claudia Ruiz Massieu, destacada política mexicana.
Como mujeres debemos crear una red de difusión y comunicación que le muestre a los demás cuán valiosas somos en la administración pública, en la economía y en el orden social.

Levanta la voz.

Levantar la voz implica llamar la atención pública hacia un tema, pero también es ser propositivas, conservar un espíritu de lucha a través de las herramientas de civilidad, utilizando los canales legales y adecuados. ¡Exprésate!
Si participas en la política, se TÚ, capacítate, demuéstrate que puedes alcanzar el cielo y jamás permitas que destruyan tus sueños.