Inicio Análisis político Enrique Vidales Ripoll Y tú… ¿qué diputado quieres?

Y tú… ¿qué diputado quieres?

504

Aspectos que delimitan el contacto directo del representante con el representado, al someter a los integrantes de la legislatura, sea federal o estatal, a los intereses de la facción o fuerza política a la pertenecen. Aunque por un lado no es del todo incorrecto en un sentido amplio, de forma específica no corresponde a lo que los ciudadanos esperan de los representados que ganan la preferencia electoral para ejercer sus puestos.
Básicamente hay que reconocer, partiendo de la realidad anterior, en dos tipos de diputados que se categorizan en diputados legisladores y diputados funcionarios.
La facultad primaria del diputado radica en la creación de leyes, con el estudio de los tiempos y necesidades actuales para proponer nuevas normas jurídicas o mejorar las ya existentes. Es por ello que se requiere de gente con capacidad de análisis crítico, abierto a la propuesta inteligente para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, al fin y al cabo, sus representados. Lo que popularmente se dice “ser la voz del pueblo”, pero a veces, se requiere un poco más que solo hablar, ya que se puede decir muchas cosas, pero no necesariamente haber substancia y fondo en ellas. El que cumple con esa tarea es el diputado legislador.
Por lo contrario, el diputado funcionario o burócrata es el que ha perseguido el puesto por ser una cuota de poder de la fuerza. No representa al pueblo, no le interesa rendirle cuenta a quienes lo eligieron. Obedece sin capacidad crítica a los lineamientos e intereses facciosos de la fuerza política que lo postuló. Al final es un simple burócrata, contratado para cumplir una tarea específica.
Lamentablemente nuestros sistema político, creado y consolidado por los mismos legisladores, ha fomentado más los segundos que los primeros. Con las reglas de la elección los que llegan lo hacen por vía de un partido político, que obviamente busca cobrarles ese favor. No hay mayor mérito que el resultado de la elección.
Caso especial son los plurinominales creados por la importancia del principio de dotar de proporcionalidad a todas las fuerzas en la negociación política. Estos no hacen campaña, no van tras el voto. Técnicamente y en un sentido estricto deben su puesto a la decisión cupular del partido, quienes exigen determinados compromisos al suspirante a diputado que deberá cumplir éste una vez en el cargo. La figura surgió dentro de un sistema hegemónico que obstaculizaba el ejercicio pleno de la libertad de elección de los ciudadanos.
En definitiva hay mucho que exigir a los órganos legislativos – congresos estatales, Cámara de Diputados y de Senadores – para realmente consolidar la función primaria de esos órganos ya constituidos de la federación: no es cuestión de votar a conciencia o de acuerdo a la bancada, sino de concordancia a las facultades legislativas en beneficio de los mexicanos.