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Anuncia Banco de México un aumento de tasas de interés para combatir volatilidad monetaria

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Anuncio de Política Monetaria

La Junta de Gobierno del Banco de México ha decidido aumentar en 50 puntos base el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día a un nivel de 5.25 por ciento. En las semanas posteriores a la última decisión de política monetaria, el panorama para la economía mundial se tornó más complejo, entre otros factores, como consecuencia del proceso electoral llevado a cabo en Estados Unidos y su resultado. Los eventos asociados a dicho proceso condujeron a un incremento en la volatilidad de los mercados financieros de todas las regiones. En particular, las entradas de capital a las economías emergentes comenzaron a revertirse y las tasas de interés mostraron una tendencia al alza, tanto en países avanzados como emergentes. Si bien la economía mundial había dado indicios de una recuperación moderada en el tercer trimestre del año, la posible implementación en Estados Unidos y otros países de algunas medidas que obstaculicen el comercio exterior y la inversión extranjera, hace que el balance de riesgos para el crecimiento de la economía global se haya deteriorado.

Es pertinente señalar que la actividad económica en Estados Unidos repuntó en el tercer trimestre, al tiempo que el mercado laboral continuó mejorando y se observó una aceleración moderada de los salarios. En este entorno, si bien la inflación sigue ubicándose por debajo de la meta de la Reserva Federal, las expectativas de inflación, en particular las que se derivan de instrumentos de mercado, han registrado un claro aumento, en buena medida en respuesta a la expectativa de una política fiscal muy expansionista que en principio llevaría a cabo la siguiente administración en ese país.

En su decisión de noviembre, la Reserva Federal mantuvo sin cambio su postura monetaria, destacando que los argumentos para aumentar la tasa de fondos federales habían continuado fortaleciéndose. Tomando en cuenta lo anterior, se espera un ajuste al alza en la tasa de fondos federales en diciembre de este año. Asimismo, si bien se sigue anticipando que ese Instituto Central continúe con el proceso de normalización de su postura monetaria a un ritmo gradual, ante los eventos recientes en los mercados financieros se estima ahora que dicho ritmo podría ser más acelerado y posiblemente de mayor magnitud a lo anticipado. En la zona del euro el PIB mostró una expansión moderada, a pesar de la incertidumbre generada por la decisión del Reino Unido de salir de la Unión Europea, al tiempo que la inflación y sus expectativas siguen en niveles muy bajos. En este contexto, se anticipa que los bancos centrales, principalmente de países avanzados, mantengan políticas monetarias acomodaticias.

La economía mexicana es una de las más integradas con la economía global y, en particular, con la estadounidense. Esta integración comercial y financiera ha redundado en importantes beneficios, al permitirle aprovechar mayores oportunidades de comercio y producción compartida, una mayor diversidad de fuentes de financiamiento para su crecimiento, así como un mayor desarrollo de su sistema financiero. No obstante, como consecuencia, la economía y los mercados financieros nacionales se han tornado más sensibles a los acontecimientos externos.

Si bien todavía es difícil identificar los elementos específicos que definirán la postura de política económica que tendrá Estados Unidos en su relación bilateral con nuestra nación a partir de 2017, los riesgos que ello implica han tenido un impacto importante en los mercados financieros nacionales, donde los precios de los activos cayeron y registraron una elevada volatilidad. En particular, la cotización de la moneda nacional mostró una significativa depreciación y las tasas de interés registraron incrementos en todos sus plazos, conduciendo a un empinamiento de la curva de rendimientos, el cual se ha revertido recientemente.

El incipiente aumento en la actividad global influyó para que en el tercer trimestre de 2016 la economía mexicana mostrara una reactivación moderada, después de la contracción que registró en el trimestre previo. En particular, se presentó una mejoría en la demanda externa, a la vez que el consumo privado incrementó su ritmo de expansión. Sin embargo, la inversión continuó débil. En este contexto, no se han presentado presiones significativas provenientes de la demanda agregada sobre los precios de la economía. El nuevo entorno internacional que enfrenta la economía mexicana sugiere que el balance de riesgos para el crecimiento presentó un deterioro adicional.

La inflación general anual en octubre se ubicó ligeramente por encima de 3.0 por ciento, como resultado de la gradual tendencia al alza que ha mantenido la inflación subyacente y del impacto que tuvo, sobre la no subyacente, el incremento en el precio de las gasolinas en la frontera norte del país. El desempeño de la inflación subyacente se explica, principalmente, por la evolución del subíndice de precios de las mercancías, que ha venido respondiendo a la depreciación de la moneda nacional. Las medianas de las expectativas de inflación provenientes de encuestas para el cierre de 2016 y 2017 mostraron un incremento moderado, un tanto que las correspondientes a más largo plazo, tanto de encuestas como las extraídas de instrumentos de mercado, se mantienen alrededor de 3.0 por ciento.

Se prevé que la inflación general anual siga aumentando de manera gradual, para ubicarse ligeramente por arriba de 3.0 por ciento hacia el cierre de este año. También se pronostica que la inflación subyacente finalice el año moderadamente por encima de dicho nivel. En 2017 se estima que tanto la inflación general, como la subyacente, se ubiquen por arriba del objetivo de inflación, acercándose ambos indicadores a niveles cercanos a 3.0 por ciento hacia el final de 2018. Esta previsión está sujeta a riesgos. Al alza, el principal es que, considerando la incertidumbre que prevalece en el entorno externo, persista o se acentúe la depreciación de la moneda nacional y que ello pueda llegar a contaminar las expectativas de inflación y generar efectos de segundo orden que afecten adversamente el proceso de formación de precios. También podrían suscitarse aumentos de precios de bienes agropecuarios y de las gasolinas, si bien su impacto sobre la inflación tendería a ser transitorio. Por su parte, entre los riesgos a la baja sobresalen posibles reducciones adicionales en los precios de algunos insumos de uso generalizado, tales como los servicios de telecomunicación, como consecuencia de las reformas estructurales, y que se acentúe la desaceleración de la actividad económica nacional. Se estima que el balance de riesgos para la inflación se ha deteriorado respecto de la decisión anterior.

El entorno que actualmente enfrenta la economía nacional se caracteriza por una elevada incertidumbre. A los efectos que el resultado de la elección en Estados Unidos pudiera tener sobre la relación bilateral con México, hay que añadir la posibilidad de nuevos episodios de volatilidad asociados a diversos riesgos que continúan prevaleciendo en la economía internacional. Si bien México está en una posición de fortaleza para enfrentar este nuevo entorno, como resultado de los logros alcanzados y previstos de consolidación de las finanzas públicas, de la aplicación de medidas de política monetaria preventivas que se han adoptado durante el año, de un sistema financiero bien capitalizado, solvente y sin problemas de liquidez, y de un proceso inédito de reformas estructurales, es inevitable continuar haciendo frente a los riesgos, tanto añejos como nuevos, con un fortalecimiento adicional de los fundamentos macroeconómicos del país. En consecuencia, la Junta de Gobierno ha decidido incrementar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 50 puntos base, para llevarlo a un nivel de 5.25 por ciento. Con esta acción, se busca contrarrestar las presiones inflacionarias y mantener ancladas las expectativas de inflación. Hacia adelante, la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo, en especial del traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio a los precios, sin que ello signifique que se tenga un objetivo para este. También se mantendrá vigilante de la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos, sin descuidar la evolución de la brecha del producto. Esto, con el fin de estar en posibilidad de continuar tomando las medidas necesarias para consolidar la convergencia eficiente de la inflación al objetivo de 3.0 por ciento, con toda flexibilidad, en el momento y la magnitud en que las condiciones lo requieran