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Asfura, el empresario que busca desmarcarse de la corrupción en Honduras

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TEGUCIGALPA, 26 nov (Reuters) – Una de las palabras que más usa Nasry Asfura es trabajo.

El alcalde de Tegucigalpa y candidato presidencial por el gobernante Partido Nacional (PNH) pasa poco tiempo en su despacho, prefiere la labor de campo, el trabajo nocturno y se jacta de no haber inaugurado ninguna de las obras viales que ha hecho en la capital y que le han granjeado un apoyo sin igual.

Pero, el empresario de 63 años tiene la difícil tarea de cortejar a los millones de hondureños desilusionados tras 12 años de gobiernos del PNH -encabezados por Porfirio Lobo y el saliente Juan Orlando Hernández- salpicados por escándalos de corrupción y narcotráfico.

Durante la campaña, Asfura ha recorrido más de 40.000 kilómetros con su propio vehículo tratando de convencer a los hondureños de que él no es como los gobernantes que le precedieron, a pesar de las sospechas que pesan en su contra.

“Nuestro gobierno no arrastrará nada malo de otros gobiernos de cualquier color, limpiaremos la mesa y seguiremos con lo que se ha hecho bien”, dijo Asfura recientemente en un mitin.

“Con trabajo, trabajo y mucho esfuerzo vamos a sacar a Honduras adelante”, agregó con su habitual atuendo: camisa celeste remangada, pantalón vaquero y botas de trabajo.

Asfura no ha presentado un plan de gobierno pero en sus mítines ha anunciado que impulsará la infraestructura carretera, generará empleos y apoyará la educación, la salud, a la pequeña y mediana empresa y a la industria manufacturera.

Su fama de trabajador incansable y su sencillez, le permitieron puntear en las encuestas hasta octubre, cuando un sondeo puso por delante a su mayor contrincante, la izquierdista Xiomara Castro, luego formar una alianza de partidos de oposición.

EMPRESARIO Y POLÍTICO

Asfura nació el 8 de junio de 1958 en Tegucigalpa en el seno de una familia de emigrantes palestinos que huyeron de su tierra tras el inicio del conflicto árabe-israelí en la década de 1940.

En 1985 se casó con Lissette del Cid y juntos tienen tres hijas. Estudió ingeniería civil, pero no concluyó la carrera. A pesar de ello, ha estado ligado a la industria de la construcción desde hace 40 años como empresario del rubro.

En la década de 1990 empezó su labor en la función pública con un cargo de asistente fiscal en la alcaldía de la capital. Posteriormente fue gerente de servicios públicos y miembro de la administración del alcalde de Tegucigalpa de entonces.

En 2005 perdió en las internas del PNH para contender por el cargo de alcalde del Distrito Central. En 2009, saltó a la fama cuando fue electo diputado y luego nombrado director del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS), hasta septiembre de 2011.

En las elecciones generales de 2013 fue electo alcalde de Tegucigalpa y cuatro años después, amparado por su buena gestión, fue reelecto para el período que acaba en inicios de 2022.

¿CORRUPCIÓN?

Asfura, de cabello escaso cano y bigote sempiterno, destaca por su personalidad amigable, extrovertida y la capacidad de memorizar nombres y números telefónicos. Pero, recientemente, también sobresale por supuestos escándalos de corrupción.

Este año, la revista Expediente Público publicó una investigación www.expedientepublico.org/alcalde-de-tegucigalpa-nasry-asfura-el-papi-de-la-basura que mostró que en 2011, mediante una empresa suya de recolección de basura, obtuvo ocho millones de dólares de la corporación municipal de San Pedro Sula, la mayor ciudad industrial del país, sin haber dado el servicio por una década.

¿El motivo? Tras haber elegido a la empresa de Asfura, la alcaldía echó para atrás la licitación por lo que la firma demandó por “daños y perjuicios”.

En 2020, la Unidad Fiscal Especializada Contra Redes de Corrupción presentó una petición de antejuicio contra Asfura y una regidora de su administración, por suponerlos responsables de “abuso de autoridad, fraude, malversación de fondos públicos, falsificación de documentos y lavado de activos”.

El documento acusa a ambos del desvío de alrededor de 1.2 millones de dólares de fondos públicos en beneficio propio entre 2017 y 2018, cuando ocupaba el cargo de alcalde capitalino.

Pese a que la petición de antejuicio fue admitida y se aseguraron nueve inmuebles y tres empresas de Asfura, la Sala Penal de la Corte Suprema -controlada por aliados del saliente mandatario- falló a favor de una apelación de la defensa y dejó sin lugar dicha petición, argumentando errores procedimentales.

Conocido como “Papi a la orden” por la forma en que responde a la gente, Asfura ha negado las acusaciones.

En octubre pasado, su nombre volvió a saltar al aparecer como dueño de una empresa registrada en Panamá en los Papeles de Pandora, la mayor filtración de documentos relacionada con diversas cuentas offshore de personalidades que enfrentan acusaciones de corrupción, lavado de dinero o evasión fiscal.

El banco que lo ayudó a crear Karlane Overseas SA. dijo que la firma fue usada para comprar tierras a familiares y a otros en Tegucigalpa, para desarrollar un centro de negocios. El propio alcalde aseguró que cuando terminó la transacción se salió de esa empresa.

“Asfura no puede ni quiere que se investigue y combata la corrupción”, dijo a Reuters Eugenio Sosa, sociólogo y profesor de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

“Porque el grupo que va gobernar si él es presidente es el mismo de Juan Orlando Hernández, que construyó un esquema de impunidad”, agregó.