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Cada semilla se aprovecha para alimentarnos

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Beneficiarios de huertos de traspatio reciben más apoyos para producir

Tetiz, Yucatán, 16 de mayo de 2017.- Hernilda Poot Cool comenzó a sembrar hace 30 años para apoyar en casa y ofrecer un alimento sano para sus hijos.

La habitante de Tetiz ha tenido sus altibajos, pero siempre procura mantener su cosecha que le permite también vender sus hortalizas y obtener un recurso extra.

A través del Programa de Producción Social Familiar de Traspatio, doña Hernilda recibió herramientas de trabajo y semillas que le han permitido fortalecer su huerto orgánico del que ahora sus nietos también ya resultan beneficiados.

“Me gusta sembrar y ver que de esta tierra florece la comida de mi familia. Es muy importante el apoyo que nos dan porque de esta manera podemos continuar y seguir haciendo lo que nos gusta”, expresó.

En continuidad con la consolidación de este esquema de fomento a la productividad y apoyo a la economía familiar, el titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Mauricio Sahuí Rivero, entregó semillas a un total de 95 beneficiarias de Nohuayún y la cabecera municipal.

En un diálogo con un grupo de mujeres que recibieron su apoyo en el Palacio Municipal, indicó que lo más importante es poder constatar que manos trabajadoras como las de Hernilda no se detienen y están haciendo producir sus huertos.

“Esas hortalizas que crecen de su esfuerzo constante son para beneficio de sus familias, por eso vemos como no se detienen y día con día mantienen su huerto floreciendo y eso nos llena de gusto, porque vemos como estos apoyos son aprovechados”, apuntó.

María Inés Pech Chan, que recibió de manera simbólica su paquete de semillas a nombre de todas las beneficiarias, señaló que actualmente tiene en su huerto rábano, calabaza, pepino, flores, entre otros productos del campo que le permiten apoyar a su marido y dos de sus nietas.

Explicó que de los excedentes de su cosecha que lleva a vender al mercado obtiene de 80 a 100 pesos, por lo que es reconfortante su esfuerzo diario.

“Todo lo que producimos lo comemos y lo vendemos, porque cada semilla que me entregan la aprovecho y se convierte en una gran ayuda para nosotros. Yo tengo 58 años y mi esposo 74, por lo que ya somos personas grandes, pero que seguimos trabajando para salir adelante y nos gusta hacerlo”, destacó.