Precisamente este último factor creo que ha sido el más importante. Como pocas veces vimos a un primer mandatario que seguía junto a los que trabajaban supervisando lo que se hacía, animando a los rescatistas, dando la cara ante los familiares y ante la nación, hasta conseguir lograr un contagio de esperanza que hoy hace de Chile un ejemplo para el mundo entero.
En nuestro caso, en México, no es posible dejar de ver hacia atrás en los hechos recientes y recordar la impotencia de los familiares de la mina Pasta de Conchos en Coahuila, donde después de una explosión y la falta de compromiso de las autoridades se abandonó la atención de la emergencia.
Me queda claro, sin necesidad de ser un experto, que las condiciones de los accidentes de las minas mexicana y chilena son diferentes. Pasta de Conchos se originó por una explosión que derivó, según se supo después, en un incendio. Con simple conocimiento de los fenómenos físico-químicos de la combustión se conoce que el fuego requiere de oxígeno, por lo que no se ha dudado que momentos después de la explosión e incendió, éste último consumiera el oxígeno dentro de la mina; como también, no se debe pasar por alto que otro efecto del incendio es el humo que posiblemente inundó los túneles inferiores. Hoy se sabe que la mayoría de las muertes en un incendio no es por el fuego mismo, sino por la aspiración del humo que es tóxico por no tener los elementos adecuados de oxígeno y carbono respirables para nosotros.
El caso que hoy nos ocupa, en la mina de Chile, el origen de esta tragedia fue un colapso que hizo que se derrumbará parte de la misma. Precisamente en el túnel que servía de salida de la mina, por lo que los mineros quedaron enterrados, al ser sellada por el derrumbamiento, la salida hacia la superficie. Lo más que sucedió en esos momentos críticos fue mucho polvo derivado del colapso y caída del material rocoso.
No obstante queda para muchos la sensación que en el caso de México las autoridades no actuaron al nivel y altura que se requería. Inclusive no se le vio al Presidente, en ese entonces, Vicente Fox Quesada, ir al a mina Pasta de Conchos para asumir un compromiso similar quien es homólogo como presidente actual Sebastián Piñera. Es por ello que han decepción de los familiares que se han consolado en llorar a una gran tumba, ya que ni los cuerpos fueron lo suficiente para que el gobierno se preocupara en su rescate.
Hoy todos coincidimos que Chile es ejemplo, mucho más por la cabeza que hoy representa el poder en ese país sudamericano.
Hoy 33 mineros están con vida y reuniéndose con sus familiares. Es la historia final de este caso, además que la tecnología del rescate si bien es importante, no la podían aplicar si no fuera por ese contagio de esperanza y de trabajo en equipo
Ver la escena el último minero atrapado salir con vida, y juntos minero, rescatistas, autoridades y el poder ejecutivo representado en su presidente, hace sentir envidia pero de la buena. Un presidente sensible, hermanado con su pueblo, emocionado casi a las lágrimas, humano en el sentimiento. Características que en la generalidad son ajenos en el perfil de los políticos.
Sin duda ha sido una lección de vida, de compromiso, de tecnología, de que la decisión política necesita humanizarse.
¿Será que algún día tengamos políticos con esas características?
Al tiempo