Inicio Análisis político Columnista MPV #Columnistainvitado #LlevarnosbienMéxico o sobre derribar nuestros muros internos

#Columnistainvitado #LlevarnosbienMéxico o sobre derribar nuestros muros internos

Mientras caminaba el día de hoy 26 de enero de 2017, en el bello centro de la ciudad de Mérida, Yucatán, reflexionaba en cuál sería una solución viable y de aplicabilidad inmediata, para que como país le hagamos frente a los retos/muros presentes y futuros que nos quieran imponer. Paso tras paso, de manera casi imperceptible para otros pero segura de que llegaría al objetivo, decidí mirar de frente en mi andar, dejar las calles atravesadas en el pasado justo ahí, y asentar la planta del pie con firmeza, decisión y una armonía única, que hicieron de esta simple travesía, una experiencia diferente, especial, metafórica, y diría sin temor a equivocarme, que totalmente espiritual. No me vi a mí, vi a México. Ya no era yo quien importaba, sino todos y todas. La respuesta que estábamos buscando se hallaba en la sabia unidad, que no debe ser entendida como pensar todos igual, sino como respetarnos en nuestros derechos humanos básicos, dejar en el pasado las diferencias, resentimientos, amarguras, enojos, con lo que sí, en efecto, ha estado mal, pero echárnoslo en cara, no lo ha solucionado. Y eso ha ocurrido en nuestro México, utilizando esta “vulnerabilidad a resolver”, por no decir cáncer social, aquellos que buscan su propio bien a costa de muros y violencia explícita, sin parecer importarles el nuestro y el de nuestras familias. Es como una pareja de esposos ¿acaso ha funcionado alguna vez que un cónyuge le saque la lista de errores al otro?, ¿Lleva ello acaso a la conciliación, o a una mayor polarización, por levantarse de inmediato una defensa, con la consecuente y comprensible resistencia al cambio? La respuesta es obvia: unidos vencerán. Lo contrario también se aplica si lo realiza una contraparte externa a la pareja: divide y vencerás. Debemos unirnos, el momento histórico es ahora. No se trata de partidos, colores o sabores, sino de hacer frente como equipo, como la familia mexicana que somos, demostrando sabiduría, valentía y carácter, para salir victoriosos y más fortalecidos tras cualquier aparente situación de crisis, pues sabemos, porque históricamente lo hemos vivido, que siempre existe una nueva oportunidad, y somos una nación muy resiliente. La resiliencia, es la capacidad que tienen los metales de volver a su forma original después de haber sometidos a una gran presión externa. El primer paso, es desde mi Punto de Vista, reconocer con humildad que solos y solas no podemos. Debemos rendirnos, doblar rodillas ante Dios, y ponernos de pie ante los hombres. El problema radica en que hemos quitado a Dios de la ecuación, de las escuelas, empresas, gobierno e incluso de los hogares, y luego nos quejamos de una falta de valores generalizada, que no es sorprendente pues no se tiene como pueblo, salvo honrosas excepciones, lo que la biblia llama “Temor de Dios”, que no es un miedo insano e injustificado, sino un respeto reverente a sus principios y preceptos, que revela sabiduría en quien los conoce y aplica, siendo bendecido y también canal de bendición. Cada quien ha decidido tener sus propios “dioses” o religiones, llámese dinero, poder, vicios, excesos y demás. Cuando entendamos que Jesús, es una relación personal y no una religión todo cambiará. Cuando leamos, meditemos y apliquemos la biblia, y no sólo constituya un bonito adorno que muy pocas veces es consultado, pero que siempre está en la mesa, abierta de par en par (en cualquiera de los salmos tradicionales), a manera de ritual religioso que no pasa de ahí, empezará la transformación. En segundo lugar, debemos auto-examinarnos, y de nueva cuenta, se requiere para ello humildad. ¿Criticamos con vehemencia hacia afuera, en los demás, en el gobierno y las autoridades, en el prójimo, lo mismo que nosotros hacemos cuando nadie nos ve?, ¿Tenemos la integridad necesaria desde el punto de vista moral, para señalar con nuestro dedo a los demás, o caemos en la categoría de “fariseísmo” (hipocresía)?, ¿Hemos hecho algo en concreto para mejorar cualquier situación con la que estemos en desacuerdo, o sólo nos hemos quejado sin mover un solo dedo realizando algo constructivo? Si bien, el derecho a la libre expresión es, no sólo valioso, sino fundamental en una nación democrática como la que debería ser la nuestra, también lo es que debe ser ejercida con responsabilidad, y respeto al derecho ajeno, que es un principio para la paz. Comprendámonos más, violentémonos menos. Amémonos más y odiémonos menos. Ayudémonos unos a otros más, y dividámonos por nimiedades menos. No hay muro que nos pongan, impuesto, castigo expreso o velado, que nos dure, si decidimos unirnos, actuando diferente para obtener resultados distintos. La vida es como un juego de ajedrez, debemos ser conscientes de nuestras fortalezas y debilidades. Reforzar hacia dentro con las estrategias que se requieran las vulnerabilidades detectadas, poner a trabajar en armonía todas las piezas con las que se cuentan, ya que ninguna es más o menos, aunque tengan valores distintos. En una partida: todas y todos cuentan, y un peón, simple en apariencia, humilde, sencillo, puede dar el jaque mate final. El juego no acaba, hasta que se acaba. Parecerá redundante pero es alentador. No hay rival débil, sino mal organizado. México, eres mi campeón. México necesita en cada gobernante, pero también en cada una de las y los mexicanos, un Efecto Mariposa. Un pequeño aleteo de cambios positivos, que genere un tsunami de nuevas posibilidades…

Efectividad: más resultados, menos palabras.

Fe en México: si no crees en el país ¿cómo podrás servirle sin servirte?

 Energía bien canalizada: para dormir está la cama; hay que trabajar.

Capacidad: estar preparado para el reto, evitando hacer “el oso” y los correspondientes memes.

Transparencia: cuentas claras, manifestaciones no tan largas. 

Optimismo: elegir pensar y actuar bien, para vivir mejor.

Méritos propios: saludar con sombrero ajeno, es descortesía y un auto-insulto a la propia capacidad y talento.

Amor por los demás: quien no vive para servir, no sirve para existir.

Responsabilidad: habilidad para responder y dar la cara por los actos realizados.

Integridad: pensar, decir y hacer en la misma sintonía.

Perseverancia: el “no” ya lo tienes, ve por el sí; sólo por hoy.

Orgullo por las propias raíces: no eres estadounidense, ruso o alemán; eres mexicano ¡Viva México!

Sabiduría: capacidad de tomar buenas decisiones, independientemente del nivel intelectual.           

Austeridad: aprende a agradecer lo que tienes, sin codicia, ahorra con sabiduría, invierte en lo realmente necesario, y lo demás se añadirá, con trabajo y esfuerzo, no a costa de otros.            

Observación: Todos los términos anteriores, fueron definidos según los lineamientos de la Real Academia de la Lengua Común y la experiencia de vida.

Por último y precisamente por amor a mi país, y en honor a la verdad, esa que me apasiona desde que la conocí, meditando de día y noche en la sabiduría que conlleva, presento los siguientes versículos bíblicos (RVR1960), que bien podrían dar luz a un nuevo entendimiento de la realidad, y de cómo podríamos comportarnos para no sólo hacer frente, sino salir victoriosos como la gran nación que somos, ya que no hay caos o enfermedad que Dios no cure, si ve corazones arrepentidos, humildes y con ganas de ahora sí: hacer bien las cosas desde la trinchera de cada quien, no existiendo “grandes o pequeñas”, pues todas son igual de importantes. Y por supuesto, aplicar en nuestra vida el valioso consejo milenario: #LlevarnosbienMéxico, que es la solución que el país necesita, y se traduce en mayor inteligencia espiritual, emocional y social, en el respeto pleno a nuestros derechos entre nosotros mismos, y de manera fundamental, en el hecho de que Jesús habite en nuestros corazones, siendo el centro de nuestra vida y acciones. Los valores ejercitados que esto conllevaría, son de alto impacto personal, familiar y social, y pueden transformar a México desde la raíz. 

Para meditar y accionar, ya que la fe es como cualquier músculo, si no se ejercita se atrofia: 

La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor.  La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
más la boca de los necios hablará sandeces” (Proverbios 15:1-2). 

No respondas al necio conforme a su necedad, para que no seas tú también como él” (Proverbios 26:4).  

“Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos. Es escudo a los que caminan rectamente” (Proverbios 2:6-7).  

“Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia, para librarte del mal camino, de los hombres que hablan perversidades” (Proverbios 2:10-12).  

“Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón, y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres” (Proverbios 3:3). 

Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” (Mateo 7: 16). 

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo 7:11; Lucas 11:13). 

“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mateo 7:12). 

“Buena es la sal; más si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros” (Marcos 9:50). 

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres” (Romanos 12:17).  

“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6). 

“Y la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos” (Colosenses 3:15).