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Cómo impacta el cultivo de la palma de aceite en el suelo mexicano

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Deforestación y degradación del suelo es de los principales temas que se acusa a cultivos palmeros

NOTIPRESS.- La palma de aceite comúnmente se asocia con la deforestación, aunque la referencia no es atribuible de forma directa a los cultivos del suelo mexicano. La Base Referencial Mundial del Recurso Suelo (World Reference Base for Soil Resource, conocida como WRB) liderada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) clasificó en 2014, 32 unidades de suelos, con características diagnósticas como propiedades físicas, químicas o biológicas. Este sistema utilizado de manera oficial en México por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para las condiciones ambientales desde 1968 considera la presencia de 25 de 32 unidades de suelo contempladas por la WRB.

A fin de ampliar la información del impacto de los cultivos de la palma de aceite, NotiPress entrevistó al Dr. Armando Guerrero Peña, profesor investigador del Colegio de Postgraduados, experto en química agrícola y centrado en las investigaciones de análisis del suelo. Parte de la experiencia de Guerrero fue trabajar con la FAO en 2018 para proporcionar a 20 laboratorios latinoamericanos las herramientas para la preparación de muestras de suelo y en 2019 expandió el concepto a 100 laboratorios globales, donde México fue el coordinador y líder de estas prácticas.

México cuenta con 14 millones de hectáreas en su frontera agrícola, condiciones suficientes para propiciar la agricultura responsable. El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) reconoce cuatro estados palmeros, Veracruz, Tabasco, Chiapas y Campeche. Según sus características geográficas, climáticas, sociales y ambientales, se identifican seis regiones del cultivo: Soconusco, Campeche, Palenque de los Ríos, Centro Sierra, Marqués de Comillas y Veracruz.

Sobre el impacto en el medio ambiente de estos cultivos oleaginosos, Guerrero aclara, fue entre 1960 y 1980 cuando se dieron las mayores prácticas de deforestación en México, entendiendo por deforestación la eliminación de vegetación formada por la propia naturaleza con el propósito de introducir nuevos cultivos comerciales. Inicialmente fue el cultivo de arroz lo que más deforestación generó, para luego dar lugar a la caña de azúcar y la ganadería. Sin embargo, la palma de aceite llegó en 1990. La deforestación en 2020 es menor al 1% en el territorio nacional y considerando los antecedentes, el profesor investigador concluye, los cultivos palmeros “han crecido mucho en esta década, con lo cual significa que no fue la palma de aceite la culpable de la deforestación“. Más bien, el impacto en el suelo mexicano se atribuye a otros tipos de cultivos, aquellos necesarios para satisfacer demandas de producción de alimentos.

Cuando los cultivos de la palma de aceite fueron una realidad en el territorio mexicano, se observó el fenómeno de cambio de suelo, sustituyendo, por ejemplo, pastizales por cultivos palmeros. México prohíbe la deforestación en el territorio nacional, pero permite el cambio de suelo en sus cultivos. Con lo anterior, la buena noticia es la oportunidad de un enfoque sostenible. Esto fue así desde el mismo inicio del cultivo oleaginoso y por ello el sector palmero mexicano tiene ventajas con respecto a la forma en que se desarrollaron estas actividades en otras regiones del mundo.

Si la deforestación no es a causa de la palma, la pregunta obligada es ¿qué hay del impacto del uso del suelo en cultivos palmeros? Al respecto, el experto explicó, hay una tendencia de mejora de los suelos cuando está establecido el cultivo de la palma de aceite. Si bien ya existen pruebas de esto, Guerrero lo avala desde investigaciones que dirige. El incremento de calidad del suelo ocurre con otros cultivos, no es algo exclusivo de la palma de aceite, no obstante, la diferencia es cómo se gestionan los cultivos y en el caso de la palma, una ventaja la otorga la propia naturaleza de la planta, quien asegura un adecuado manejo de sus residuos de manera autónoma. Con ello, estos cultivos no solo producen alimentos, sino tienen la capacidad de regenerar el suelo, agrega.

¿Hay degradación del suelo con el cultivo de la palma de aceite? Al respecto, la degradación de suelos es la pérdida de las propiedades físicas, químicas, biológicas ofrecen una lectura de cuan fértil es un suelo. “En palma de aceite estamos encontrando que aumenta la calidad del suelo“, sostiene Guerrero. Los estudios en granulometría o textura del suelo y la materia orgánica son prometedores al permitir generar un índice de la calidad del suelo. “Esos procesos de degradación que se dicen [en cultivos palmeros] no son correctos“. No hay pérdidas del suelo ni tampoco en las propiedades físicas o químicas, al contrario, hay un incremento en la calidad del suelo, aclara el profesor investigador.

El experto ve con buenos ojos el proceso de certificación de la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés) adoptado por México. Destaca, el sector palmicultor es de los cultivos que está buscando certificaciones en todas las etapas de la cadena de producción. El impacto de los cultivos de la palma de aceite, lejos de degradar el suelo, se sostiene en evidencia científica de su aporte al medio ambiente y esto sumado a la ventaja de la nación azteca de haber introducido este tipo de cultivo de una manera responsable y sostenible, ofrece un panorama competitivo para la industria y un aporte a la seguridad alimentaria.