Paradojicamente, en su última visita el presidente nacional del PRI Humberto Moreira criticó al Diario de Yucatán por tener consigna contra los gobiernos priistas, resultando que Dulce María Sauri es articulista en la página editorial de dicho medio.
Lo incomprensible es que mientras fue gobernadora interina de 1991 a mediados de 1994, dicho periódico la catapultó con el sello de represora por los sucesos de 1992 cuando envió a la policía estatal a desalojar a campesinos que se manifestaban frente a palacio de gobierno.
Trascendió que el día de hoy la cuestionada política yucateca espera ser vista y considerada para una senaduría o al menos una diputación federal. Es tal el rechazo que le profieren los priístas yucatecos que varios de sus ex colaboradores hoy cabezas de grupo de plano no desean “quemarse” con ella.
Comentan que es la antítesis del proyecto que encabeza el PRI nacional rumbo al 2012, pues aseguran “Dulce María Sauri fomentó el voto nulo, la división interna y atenta contra el PRI, no merece más que la expulsión del partido”.
