Tokio, 10 jun (EFE).- El Gobierno de Japón y el banco central del país expresaron hoy su “preocupación” ante la continuada devaluación del yen frente al dólar, que se compra a sus niveles más caros frente a la divisa nipona en dos décadas.
El Ministerio de Finanzas, el Banco de Japón y la Agencia de Servicios Financieros mantuvieron una reunión este viernes para analizar la situación y reafirmar su voluntad de “tomar medidas si es necesario” ante la caída de la moneda nacional, según señalaron en un comunicado conjunto.
Las tres partes subrayaron la importancia de que “los tipos de cambio se mantengan estables de acuerdo con los fundamentos económicos” y calificaron de “poco deseables” las fluctuaciones rápidas, señala el comunicado, el primero de este tipo emitido tras la reunión.
Las autoridades niponas y el instituto emisor también recalcaron que “cooperarán estrechamente y vigilarán los movimientos en los mercados de divisas extranjeras, así como su impacto en la economía y los precios”, además de “mantener comunicación estrecha con las autoridades monetarias” de otros países.
El dolar llegó a comprarse este viernes a 134,55 yenes, su máximo en veinte años, aunque tras conocerse la reunión celebrada hoy, la divisa nipona repuntó ligeramente y se cambiaba en 133,41 unidades por el billete verde.
La devaluación del yen se atribuye a la divergencia creciente entre las políticas monetarias del Banco de Japón, que mantiene los tipos ultrabajos de interés y otras medidas flexibilizadoras, y la Reserva Federal estadounidense, que ya ha comenzado a subir los tipos para tratar de contener la inflación en la primera economía mundial.
Un yen barato frente al dólar o al euro es considerado beneficioso para las empresas exportadoras niponas, al incrementar sus beneficios al repatriarlos y hacerlas más competitivas en el exterior.
Sin embargo, una devaluación excesiva puede llegar a lastrar a la economía japonesa, al encarecer aún más la energía y las materias primas importadas de las que es altamente dependiente y que se han disparado a nivel global a raíz de los problemas de suministro y de la guerra en Ucrania.
