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El periodismo nacional, según el presidente AMLO.

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El Periodismo según el Presidente AMLO.

El día de ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador dictó la línea del periodismo que necesita su gobierno, el que lleva a cabo la 4a. Transformación. Según él, es la línea que deben seguir los “mejores periodistas”.

Bajo su óptica, el mandatario dijo que los medios deben sumarse a la 4a. transformación, dejar a un lado el análisis de la realidad y dejar la cómoda postura del “no tomamos partido, somos independientes”.

AMLO mencionó a los Flores Magón, entre otros, de quienes digo hicieron lo correcto al sumarse a la transformación que en el pasado vivió el país.

A raíz de las publicaciones de la Revista Proceso, que puso en portada al empresario Ricardo Salinas Pliego, involucrándolo en la compra venta de la empresa Fertinal, dentro de la enorme corrupción que enredó a Pemex en el pasado reciente, el presidente de México se quejó diciendo “el Proceso no se portó bien con nosotros”.

Para el presidente el periodismo no debe criticar la situación actual sino debería estar echándole porras a la 4a. transformación. Para él, el periodismo en México debe ser tolerante con todo, especialmente con los errores de su administración, con el paso peligroso que lleva la economía, con la ineptitud que invade los niveles de la estructura gubernamental, con la ineficiencia e ineficacia de las autoridades federales que tienen sumido a la salud en mediocridad, a la educación en la zozobra, a la inversión pública detenida, al campo al punto de quiebra.

Al presidente no le gusta, no le agrada que lo juzgue la prensa, ni escrita, ni digital, ni libre, ni free lance. A esos no lo lee, para él han perdido la ética, no son objetivos, es más ni informan. No quiere editoriales, y si los ha de haber, deben ser para “construir” la transformación.

Bajo los preceptos de López Obrador, el periodismo crítico no tiene razón de existir, no le sirve a la 4T.

Pero la crítica desde luego que sirve para construir. Construye razonamientos, que sirven para detener la dinámica destructiva de la nación. Sirve para rectificar el camino, para darle una orientación acertada a las políticas públicas. Los medios legitiman el ejercicio del poder con sus vigilancia, con su observancia, y con su reconocimiento a las buenas decisiones.

En campaña, en Mi Punto de Vista le abrimos generosamente los espacios a los candidatos de Morena. A López Obrador le dimos una cobertura amplia, positiva, donde nuestros editoriales aplaudían sus buenas intenciones. Eso fue en campaña. A 7 meses de su gobierno, el país no va conforme a lo deseado. Los indicadores económicos nos señalan que la economía no crece, está en peligro de caer en la recesión. La política de “yo tengo otros datos” agrede a la opinión pública. El despido masivo de gente que con su trabajo sostenía a sus familias, gente que incluso, votó por él. La errónea política migratoria basada en la complacencia a los intereses de los EEUU, y las promesas no cumplidas, como que bajarían los precios de las gasolinas y de la luz. Dijo que habría justicia en México una vez que ganara su movimiento Morena, pero de manera absurda siente compasión por los corruptos y asesinos, no hay ni un solo delincuente de cuello blanco procesado, en la impunidad están los responsables de la Estafa Maestra y los que saquearon al país durante el sexenio de Peña Nieto. “México va muy bien”, afirma.

Apoyar la 4T es no decir nada contrario a lo que él declara y piensa. México no va muy bien, según Carlos Urzúa, se han tomado decisiones de políticas públicas sin fundamentos. Al momento de renunciar lo dejó en claro.

Pasan los días y el presidente va perdiendo la compostura. Ya criticó al periódico Reforma, ya exhibió a periodistas, incluyendo a los amigos incondicionales que se sumaron a la 4T, y ya se alejó de la sociedad al rechazar atenderla porque le interrumpieron el descanso.

Nadie quiere que al presidente le vaya mal, pero aspiramos a que gobierne respetando los roles de cada uno de los que formamos parte de esta gran nación.

El presidente es el servidor de la nación, el principal, el empleado número uno del pueblo. Y a él se debe, con todo y su escrutinio. Con buenos resultados cambiará la percepción pública y solo con ellos, los editoriales serán positivos a su causa.