Martí Batres se acordó de lo que les hizo Felipe Calderón en el 2006: les robó la elección; y pues, se le fue a la yugular a su “jefe” le recordó que la lealtad es fundamental para el buen vivir de la izquierda. Batres le dio duro a Marcelo, quien hay que decirlo, no es el mismo Marcelo que aceptó ser propuesto por AMLO para la Jefatura del DF. Eran los tiempos en lo que su humildad hablaba por sí sola. Batres solo se apegó a ese recuerdo.
Lo que vimos los mexicanos es un Marcelo Ebrard intolerante. Equiparable al “cállate chachalaca” aplicó la “guillotina” a sus críticos y además nos recetó: “no puede ser que trabaje en el gobierno del DF y esté criticándolo”.
Espanta el jefe de gobierno, que hoy, mostró el cobre y sacó las “uñas”. Lo mejor de todo es que él no discute, ni debate, él actúa … con el exterminio.
Paradiando a nuestro amigo Bayardo Ojeda consejero del PRD, ¿qué perfil debe tener el próximo presidente de la república?
