Pero al presidente Nicolás Zarkozy se le metió el diablo, como se les mete a muchos mexicanos que han experimentado en carne propia la injusticia de la justicia mexicana. El caso está afectando muy seriamente las relaciones entre México y Francia. Ha llegado a la crispación, como lo dijo hace unos días François Baroin, vocero del presidente francés. Incluso, no descartó la cancelación del “Año de México en Francia”. Los franceses aprovecharían también la reunión ministerial del G20 (Grupo de los 20) en París para conversar seriamente con la delegación mexicana sobre la suerte de Florence, dijo la ministra de Economía, Christine Lagarde. Medidas de presión. En honor a la verdad, lo que tendrían que hacer los franceses es cabildear ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de México. Los ministros de la Corte tendrían la palabra si no fuera porque el caso Florence está cerrado.
El gobierno francés parece decidido a jugarse su relación con México. La ministra de Asuntos Exteriores y Europeos, Michèle Alliot-Marie, dijo a periodistas que el fallo “deplorable” (de los jueces mexicanos) y la denegación de justicia afectarían la relación bilateral, y entre las primeras consecuencias, como un boicot, el gobierno francés comenzó a suspender algunas de las actividades del Año de México, que podría cancelarse si Sarkozy lo decide el lunes (hasta las 13: 30 hora de Francia, del lunes 14 de febrero, no había noticia de ello). Si este conflicto escalara a otras esferas de la relación bilateral podría poner en peligro de colapso un intercambio comercial, que en 2008 alcanzó los tres mil millones de euros. Las cifras indican que Francia ocupó el lugar 25 como cliente y el 12 entre los proveedores de México, donde realizan actividades productivas y de servicios unas 350 empresas de capital francés.
La prensa francesa ha tomado el asunto como bandera, en medio del caudal de información sobre la revuelta en Egipto, que es ya mucho decir. México siempre está ausente de las páginas de los periódicos de París, a no ser por un hecho de sangre escandaloso. Y ahora, por lo menos Le Monde (de capital español) y L’Express, dedican cotidianamente un buen de líneas ágata a Florence Cassez y a las relaciones franco mexicanas, a punto de colapso. Pero la liga se tensa: Un tribunal federal mexicano rechazó el recurso de amparo, confirmando así la condena de Florence. Ella alega que su caso es mucho más político que legal. ¿Será? Eduardo Miranda, presidente de la Unión de Juristas de México (UJM), ha propuesto una alternativa a la revisión “judicial” del caso. Un observatorio especial, integrado por miembros de la sociedad civil mexicana. Pero mejor veamos… Por si no estuviéramos sumergidos en la zozobra de la muerte. Ahora viene esto… O sea: a los mexicanos les llueve sobre mojado…
