No es necesario ser un profesionista, ni tener licenciaturas o posgrados, para entender que tan “jodida” está la situación en el país. La ama de casa que ya no le alcanza para el gasto sabe mucho más de ahorro que los graduados en universidades americanas, que con todo y sus títulos colgados en la pared no pueden hacer mucho más eficiente la administración pública, cargando con ello la mano al ciudadano que deberá pagar por esa ineficiencia. Esa ama de casa, al igual que el jornalero que depende del trabajo ocasional o el joven que deja de estudiar por una falta de beca u oportunidades de desarrollo educativo, todo el tiempo se han sorteado para sobrevivir sin las mínimas comodidades de los onerosos secretarios de estado federal.
¿Cuántas veces no hemos escuchado de esos “doctos” decir que el problema de la crisis no fue por culpa de ellos sino que fue consecuencia de las variables internacionales? En otras palabras… tírale la pata, pero culpa a otro de la consecuencia. Que sea otro el que page el castigo.
¿Resulta lógica esa forma de pensar?
Hagamos mejor un ejercicio de cuantos licenciados, maestros y doctores hay en las dependencias federales, los mismos que están hoy en día cobrando fabulosos salarios, que no tiene que preocuparse de qué van a comer, de las inconveniencias del tráfico.
Créeme que resultará mucho más escandaloso el diagnóstico, ya que deberíamos estar muchísimo mejor con estos profesionales de “mucha altura” y otro con mucho más que peso normal.
Pero la realidad es muy diferente: SUS INCAPACIDADES SALEN A LUZ PÚBLICA el desastroso manejo de la economía del país. De nada han servido sus estudios, sus prosgrados, ni cuanto diplomados han cursado para dar solución a los problemas SIN AFECTAR LOS BOLSILLOS DE LOS MEXICANOS.
AL CALCE. Por cierto, no está en la Procuraduría de Defensa del Medio Ambiente quien no tiene conocimiento de ninguna profesión, que solo se jacta de contar con las licenciaturas de la vida… en un área donde se esperaría una mayor profesionalización de las autoridades, pero que al final lo que contó fue más ser el amigo del presidente que los méritos académicos.
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