Yakarta, 20 jul (EFE).- Indonesia, el país con mayor población musulmana en el mundo, celebra desde este martes la festividad del Eid al-Adha o fiesta del sacrificio, con restricciones para los fieles para mitigar los daños de la devastadora ola de covid-19 que vive el archipiélago.
Las autoridades solo autorizaron los rezos en mezquitas de zonas donde la incidencia del coronavirus es baja, mientras que el resto permanecerán cerradas, incluida la mezquita Istiqla, de Yakarta, la más grande del Sudeste Asiático, ante la calamitosa situación de la isla de Java, donde viven 147 de los 270 millones de habitantes del país
También se han prohibido otros actos religiosos ligados a esta celebración, como las multitudinarias congregaciones para el tradicional sacrificio de un animal, que marca el final del peregrinaje anual a La Meca.
Indonesia se ha convertido en el epicentro de la pandemia en Asia por número de contagios diarios, y solo es superada en el mundo por el Reino Unido, en medio de una ola de la covid-19 que está asolando casi todo el Sudeste Asiático.
El sistema sanitario del archipiélago indonesio, que este lunes registró 34.257 nuevos contagios y 1.338 muertos por el nuevo coronavirus, está al límite debido a la avalancha de pacientes y también padece una grave falta de oxígeno.
Además, algunos expertos temen que el número real de contagios sea mayor en Indonesia debido al bajo número de pruebas de la covid-19, 55,89 por cada millar de personas, comparadas con 318 en la India o 3.311 en el Reino Unido.
El ritmo de vacunación es lento, con solo el 6 % de la población inoculada con la pauta completa en medio de dudas sobre la eficacia de la vacuna china Sinovac.
