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La baja en el gasto público en I+D y los riesgos proteccionistas pueden representar una amenaza para la innovación, declara la OCDE

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De acuerdo con un nuevo informe de la OCDE, la baja en el financiamiento gubernamental de la investigación de ciencia y tecnología observada en varios países podría representar una amenaza para la innovación en una época en que los retos globales como el cambio climático y el envejecimiento de la población demandan soluciones. 

En la publicación OECD Science, Technology and Innovation Outlook 2016 (OCDE Perspectivas de Ciencia, Tecnología e Innovación 2016) se advierte que un retroceso en contra de la globalización y la migración en algunos países podría también convertirse en una causa de preocupación, dado que la innovación es impulsada cada vez más por la cooperación transfronteriza y la capacidad de científicos, estudiantes y empresarios para movilizarse y trabajar en diferentes países en lo que respecta a su carrera profesional.

Según el informe, el gasto en investigación y desarrollo del gobierno y las instituciones de educación superior en los países de la OCDE bajó en 2014, por primera vez desde que empezó a recabarse información al respecto en 1981. El gasto en I+D en laboratorios gubernamentales y de educación superior, la mayor parte del cual es sufragado por los gobiernos, comenzó a estabilizarse en 2010 después de tres décadas de crecimiento.

Un indicador separado, el gasto total en I+D realizado por los gobiernos —en gran parte asumido por entidades públicas, pero que también puede corresponder al sector privado financiado por subsidios públicos— está retrocediendo en muchos países, a medida que otras prioridades de políticas públicas como la salud, los servicios sociales y las pensiones estatales absorben un creciente porcentaje de los recursos públicos.

Datos respecto a la proporción de los presupuestos gubernamentales destinada a I+D para 2000 y 2015 muestran que, en tanto que países como Alemania, Japón y Corea gastan ahora más en I+D como porcentaje de su gasto total que en 2000, otros como Finlandia, Francia, Italia, España, el Reino Unido y Estados Unidos, han reducido sus programas de I+D. El gasto gubernamental total en I+D en la zona de la OCDE ha bajado desde 2009, después de la crisis financiera global.

“El crecimiento económico depende de la innovación, y esta será esencial para resolver las fuertes preocupaciones globales del siglo XXI, desde el envejecimiento y la demencia en la población hasta el cambio climático y la desigualdad”, comentó Andrew Wyckoff, Director de Ciencia, Tecnología e Innovación de la OCDE. “Mantener el financiamiento público de la I+D, la ciencia abierta y la movilidad internacional de los investigadores es absolutamente fundamental para el futuro de la innovación y para nuestro futuro en general.”

Según el informe, el financiamiento gubernamental de la I+D probablemente se estabilizará en los niveles actuales o bajará más dada la presión a la que están sometidas las finanzas públicas en muchos países y el lento crecimiento económico. La tendencia gubernamental a centrarse más en ofrecer incentivos fiscales para la I+D a empresas, que a financiar esta en universidades y laboratorios públicos también inclina la balanza hacia el sector privado. Esto puede significar que los fondos se asignen a área que cuentan con nuevos productos u ofrecen más probabilidad de obtener utilidades, que a una investigación focalizada de forma menos directa, que suele ser la fuente de innovaciones inesperadas. La I+D empresarial tiende a favorecer el desarrollo por encima de la investigación por sí sola.

Si bien realizan menos de 30% de la I+D total en la zona de  la OCDE, las universidades y los institutos de investigación pública llevan a cabo más de tres cuartos de la investigación básica. A menudo efectúan investigación a más largo plazo y con mayor riesgo, así como el tipo de proyectos que tienen más posibilidades de plasmarse en beneficios tangibles para la sociedad. La inteligencia artificial y la medicina personalizada son dos ejemplos de innovaciones que se lograron gracias a avances científicos y tecnológicos facilitados por la investigación pública.

Algunos aspectos clave del informe son los siguientes:

·        Más de un tercio de la investigación realizada en términos globales en el gobierno y las instituciones de educación superior se realiza en economías no pertenecientes a la OCDE. En 2014, China gastó cerca del doble en I+D pública que Japón. India, Rusia, el Taipéi chino, Irán y Argentina tienen algunos de los mayores sistemas públicos de ciencia del mundo.

·        En 2014, cinco países —Estados Unidos, China, Japón, Alemania e India— representaron 59% de la I+D pública global, en tanto que 25 países se ubicaron cerca de 90% del total. Este dominio de unos pocos refleja en parte su gran tamaño. En el futuro, las economías con crecimiento más rápido en población y en PIB, como las de África, pueden convertirse en jugadores más importantes.

·        En años recientes, las instituciones de beneficencia, fundaciones y filántropos se han dedicado a financiar cada vez más la investigación universitaria, sobre todo en el área de la salud, donde a menudo financian investigaciones sobre enfermedades raras o tropicales. Esto causará un impacto en las agendas futuras de investigación pública.

·        Actualmente, diferentes países tienen diferentes especializaciones: por ejemplo, la salud y la ciencia médica representan 24% del gasto público en I+D en Estados Unidos, 22% en el Reino Unido y 17% en Canadá, en tanto que la I+D en energía equivale a 19% del total en México, 11% en Japón y 9% en Corea. Las prioridades nacionales se están modificando y reflejan cada vez más los crecientes retos sociales mencionados, como el cambio climático y los asuntos demográficos.