Muchos de los derechos y libertades con las que contamos hoy en día las personas, parecen tan naturales o simples, que son subestimados. Por lo general, no hacemos valer alguna reflexión con perspectiva histórica, que nos permita valorar el esfuerzo, el sacrificio e incluso el dolor por el que muchos tuvieron que atravesar para conseguir el reconocimiento de tales derechos.
Este fenómeno social es tan común que es evidente como la mayoría de las culturas suelen olvidar los principios e ideales de procesos revolucionarios o independentistas, por citar un ejemplo. La tarea de una sociedad responsable, es la de tener memoria y refrendar día con día aquellos valores que la identifican. Del mismo modo, reafirmar el compromiso con todos esos derechos por los que muchos han luchado y otros cuantos han dado la vida.
Tal es el caso de los derechos de las mujeres. A las generaciones más jóvenes nos resulta difícil imaginar un panorama en el que las mujeres no puedan ejercer su voto. Resultaría absurdo siquiera suponer un entorno actual sin mujeres trabajando como abogadas o médicos. Pero la realidad era muy distinta hace algunas pocas décadas. Fue gracias a mujeres valientes y extraordinarias que, poco a poco, se hicieron valer los derechos para poder ser equiparables a aquellos que ya eran reconocidos para los hombres. Destacables son los casos de las mexicanas Juana Inés de la Cruz, importante poetisa, así como de Elvia Carrillo Puerto, primera mujer de México en ocupar un cargo de representación popular.
Difícil fue el proceso por hacer efectiva la posición igualitaria entre ambos géneros. Hoy, está claro que las mujeres son capaces de destacar en cualquier ámbito profesional y humano. Cada vez son más las mujeres que se atreven a emprender y a romper con cualquier complejo sin sentido. Hoy el género femenino tiene una significativa presencia en el deporte, en la cultura, en las artes, en el sector privado y en el sector público.
Según los últimos datos arrojados por el INEGI en 2015, hay alrededor de 61 millones de mexicanas, mientras que hay 58 millones de mexicanos aproximadamente. Las mujeres no son una minoría en nuestro país, sino que son parte fundamental de la actividad social, económica y política. Las oportunidades cada vez son más y mejores. Hace falta asumir el liderazgo para que más niñas y jóvenes se convenzan de su propio potencial para ser trascendentes. Todo esto sin olvidar lo mucho que costó para aquellas mujeres heroicas, el que la generación de ahora pueda gozar de sus derechos y prerrogativas en plenitud. Falta camino por recorrer y de nosotras depende.
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