Fue una alumna, un dato interesante, quien hizo notar que
también había mujeres que abusaban y maltrataban al hombre, señalando que no se
habían abordado además otros casos de violencia familiar como sucedía con los
hijos contra los padres, por ejemplo. Como justificación el conferenciante disminuyo
la importancia de esos aspectos de la violencia familiar al sostener que la
estadística de la denuncia le daba la razón de considerar el tema del maltrato
de la mujer como prioritario.
Sin embargo, en acotación personal, las estadísticas muchas
veces nos han enseñado que es mucho más importante lo que no se dice de ellas.
Hay quien ya las ha comparado como si fueran los números y resultados
estadísticos un “bikini”, por aquello de que con esa mínima prenda de vestir te
permite conocer la estructura completa del cuerpo de la mujer, pero que
también, oculta lo que podría resultar mucho más interesante.
La limitación de decir que lo que se dice se fundamente en
solo un dato estadístico, sin referenciar el contexto, propio de la complejidad
del fenómeno social, como sucede con la violencia familiar, por los diversos
factores como son la cultura, la psicología, la sociología y otras disciplinas
que aportan elementos integradores de análisis, es caer en solo darse cuenta de
las formas sin llegar al fondo.
El director de la Escuela de Derecho, el Abogado Antonio
Sosa, al tomar la palabra en la conclusión del evento fue claro al decir que el
interés de la institución es crear espacios de conocimiento y análisis de temas
fundamentales de la sociedad. Pero que a calor de la polémica suscitada
exhortaba a que la reflexión que se hiciese de forma individual se llevará más
allá, en el campo personal, profesional y social; mucho más cuando la sociedad
cambia y evoluciona, y por consecuencia, el marco jurídico es “perfectible”.
