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La historia del bebé con síndrome de Down que “hizo mucho por el Reino de Dios”

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Peter y Stephanie Weinert compartieron la historia del menor de sus cinco hijos, Beckett, un bebé con síndrome de Down que luchó por la vida durante toda su existencia y que inspiró a muchas personas a acercarse más a Dios.

En una entrevista realizada por Emma Jirak para National Catholic Register, Stephanie Weinert señaló que luego de varios intentos para concebir un hijo, Beckett nació el 26 de octubre de 2019 en Charlotte, Carolina del Norte. Según señaló Stephanie, la noticia fue muy emocionante para la familia, pues ella sufrió múltiples abortos espontáneos durante su matrimonio.

Stephanie dijo que durante su embarazo tuvo muchas complicaciones que la “prepararon para los sufrimientos posteriores”, y que a pesar de que se realizaban “toneladas de ultrasonidos, nadie detectó que [su bebé] tuviera síndrome de Down o un agujero en el corazón”.

Cuando llegó a las 38 semanas de embarazo, el equipo médico le dijo que “no había líquido amniótico” y le practicaron una “cesárea de emergencia”. Durante el procedimiento, la familia y la comunidad de la iglesia local temían por la vida de Stephanie y se unieron en oración. Ella dijo que “puso su confianza en el Señor” y que gracias a Él su hijo nació.

Al poco tiempo, el pediatra examinó a Beckett, indicó que había que internarlo y luego le diagnosticó síndrome de Down y un daño en el corazón. Stephanie dijo que le preguntó al médico: “¿Qué hacemos?”, y que él le respondió: “Simplemente amas a este bebé. Ese es tu trabajo”. 

Sus otros cuatro hijos recibieron a su nuevo hermanito con alegría y se comprometieron en ayudarlo a aprender y crecer. Sin embargo, las malas noticias continuaron, pues el bebé tenía que ser sometido a una cirugía al corazón en medio de la pandemia del COVID-19.

Stephanie dijo que fue “difícil” afrontar las citas médicas, evaluaciones y terapias en medio de un tiempo de soledad y aislamiento; sin embargo, eso la impulsó a compartir su historia por correo con una amiga y su respuesta la estimuló a hacer público el testimonio de Beckett, señaló Jirak.

“Copié ese correo electrónico y lo publiqué en Instagram con una foto de Beckett e inmediatamente recibí una gran cantidad de amor. Me dio tanto consuelo, como su madre, y valor para compartir su historia”, señaló Stephanie.

“Las redes sociales fueron realmente su campo de misión y donde el mundo pudo conocerlo y amarlo, y donde el síndrome de Down se convirtió en algo diferente para muchas personas”, dijo.

Tras ello, Stephanie notó que la historia de Beckett contribuyó a la causa provida. Dijo que recibió “noticias sobre familias que decidieron tener más bebés y padres que recibieron diagnósticos prenatales con gracia y valentía, porque pensaron en Beckett”, señaló Jirak.

“A medida que crecía Beckett”, los médicos dijeron que “sus pulmones estaban trabajando demasiado y estaban muy débiles” como para resistir la cirugía al corazón. El bebé fue sometido a estudios cardíacos y tomografías, y con solo un año tuvo que “recibir oxígeno a tiempo completo, lo que aumentó drásticamente el nivel de atención que necesitaba”, precisó.

Pese a todo, la personalidad y la alegría de Beckett crecieron. “Él amaba tan bien y tenía tanta felicidad. Todos recibirían su ‘dosis de felicidad’ estando cerca de él”, dijo Stephanie.

Dijo que Beckett amaba la música country, cantar con sus hermanos, y comer pepinillos y tocino. Durante sus extracciones de sangre, el bebé se quedaba quieto al escuchar canciones de Dierks Bentley y le gustaba lanzar besos volados y expresar su alegría a todo el que pasaba, indicó Jirak.

Mi hijo “hizo mucho bien al mostrar la belleza del síndrome de Down. Dios nos regala estos angelitos en las personas con síndrome de Down. Es lo mejor que un alma humana puede ser en este mundo, y otras personas pudieron ver eso”, agregó.

A mediados de abril de 2021, Beckett fue sometido a un procedimiento regular de sonda gástrica que rompió una pared de su estómago, y la intensidad del dolor resultó en una crisis pulmonar y un daño permanente.

Ambos velaron por su hijo en la sala de emergencias. Como Stephanie estaba muy fatigada, el médico la envió a descansar por unas horas, y a los pocos minutos, Beckett tuvo un paro cardíaco y luego de 12 minutos fue revivido.

“Dios tiene una manera. No fue casualidad que yo no estuviera en esa habitación cuando eso sucedió. Estuve en la habitación durante nueve de los 12 minutos, pero no estaba allí en el inicio”, dijo. “Fue un gran cambio de vida. Fue, en cierto modo, un regalo […]. Fue muy espiritual”, agregó.

Stephanie dijo que tres semanas y media después, el 11 de mayo de 2021, Beckett murió. “Su corazón simplemente no podía seguir el ritmo. Tuvimos que dejarlo ir”, relató, y recordó que toda la familia, comunidad y extraños rezaron por su bebé, y que tras su muerte, médicos, enfermeras e incluso el personal de limpieza dijeron que “Beckett cambió sus vidas”.

“Creo que todos rezaron para que regresara a casa. Había tantas cosas sucediendo en ese mundo que eran espiritualmente palpables. Fue un honor ser una pequeña parte y ser testigo de la forma en que Dios mueve a las personas. Era un lugar sagrado”, dijo.

Además, afirmó que recibió “muchas historias de Dios que movía a la gente a través de la historia de Beckett: Había historias de personas que regresaban a la iglesia y oraban por él; otros experimentaron conversiones durante la hora de la muerte de Beckett; viejos amigos volvieron a ir a la adoración después de décadas”, entre otras.

Para su familia ese tiempo fue muy difícil, pero aseguró que Dios les ayudó a afrontarlo. “Tuvimos que superar muchas de las cosas imposibles que crees que nunca podrías vivir como padre, pero Dios te da la gracia sobrenatural que necesitas cuando la necesitas”, dijo.

“Superar la experiencia de la muerte, despedirnos, salir de la habitación… estábamos tranquilos y lúcidos. Esta fue la gracia de los miles de oraciones que estábamos recibiendo. Es solo un testimonio de la gracia de Dios que lo superas”, agregó.

Beckett fue enterrado en su casa, justo al lado de la capilla de adoración de Belmont Abbey, pues “sabíamos que ya no era solo nuestro bebé” y que la gente querría visitarlo. “Muchas personas han venido a orar y visitarlo allí”, dijo.

Stephanie dijo que se ha instalado un dolor lento y constante en sus vidas, que afirma que “siempre será nuestra cruz”, y que se apoyan como familia para llevar esta carga.

Para Stephanie, compartir la historia de su hijo públicamente a través de redes sociales “ha llevado a muchos más cerca de Dios y entre sí”. “Beckett nunca dijo una palabra en toda su vida y, sin embargo, hizo mucho por el Reino”, aseguró.

Por eso, hoy se dedica a apoyar a las familias que reciben un diagnóstico de síndrome de Down y recauda dinero para las adopciones de bebés con esta condición. 

En muchos países, más del 90% de los niños con síndrome de Down son abortados. Para Stephanie “es una tragedia” no poder “ver el milagro de estas vidas”. “Nos estamos perdiendo tanta alegría y bondad porque no están aquí. No sabía eso antes de tener a Beckett”, afirmó.

Asimismo, inició un nuevo ministerio digital llamado “Mother and Home” (Madre y Hogar), que consiste en compartir su testimonio con otras madres y “ayudarlas a conocer el valor de lo que están haciendo: criar almas no para aquí, sino para el Reino”, señaló Jirak. “Me di cuenta de cuánto Dios usa a las madres”, dijo.

Stephanie lleva su dolor por la pérdida de su hijo a ejemplo de Job: bendiciendo al Señor en todo momento, y alentando a otros a hacer lo mismo. 

“Podemos hacer eso, pero tenemos que elegir hacerlo, y esta elección es lo más difícil. En todas las luchas, podemos elegir decir: ‘Bendito sea tu nombre'”, señaló. “Esto no solo hará que todo esté bien, sino que te pondrá en la relación correcta con Dios y que dejes que Él se encargue. Es lo único que sé hacer”, concluyó.