Por Jorgelina do Rosario y Karin Strohecker
(Reuters) – Una interrupción brusca de las exportaciones de gas ruso podría hacer que las economías de los países emergentes de Europa, Asia central y el norte de África retrocedieran a niveles de PIB anteriores a la pandemia, advirtió el martes el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD).
Muchos países de la región de operaciones del BERD, que abarca unas 40 economías que se extienden desde Mongolia hasta Eslovenia y Túnez, dependen del gas ruso y un cese repentino de los suministros reduciría la producción per cápita en un 2,3% este año y en un 2% en 2023, según el último informe del banco.
“Europa está discutiendo dejar de comprar hidrocarburos a Rusia”, dijo a Reuters la economista jefa, Beata Javorcik. “También existe la posibilidad de que Rusia deje de suministrar su gas”.
La entidad crediticia estima que las economías de su región crecieron un 6,7% el año pasado, tras una contracción del 2,5% en 2020, cuando el COVID-19 agitó la economía mundial y los mercados financieros.
Pero Moscú ya ha cortado los flujos de gas a Polonia y Bulgaria y los mercados se centran en el impacto de un embargo de la UE sobre el petróleo ruso, así como en la forma en que se pagará el gas en los plazos previstos a finales de este mes a través de un mecanismo de pago ruso.
El cese de los flujos de gas supondría el mayor golpe para las economías de los miembros de la UE con importantes importaciones de gas de Rusia y una gran dependencia del gas en su combinación energética, como República Checa, Hungría y Eslovaquia, advirtió el BERD.
Una interrupción repentina no es el escenario base del BERD, que asume para sus cálculos un suministro continuado de gas. Pero incluso en ese caso, se espera que la expansión sea más lenta de lo que el banco estimó en marzo, con unas previsiones de crecimiento recortadas al 1,1% desde el 1,7%, debido principalmente a una contracción mayor de lo previsto en Ucrania.
PRESIONES SOBRE LOS PRECIOS
Los economistas del BERD también recortaron sus perspectivas para 2023 al 4,7% desde la estimación del 5% de marzo, citando las presiones de los precios.
“Los recientes aumentos de los precios de los alimentos y la energía se sumaron a las presiones inflacionistas, que ya eran elevadas debido al repunte de la demanda mundial a medida que se iban eliminando las restricciones del COVID-19”, según el informe.
La inflación desbocada ha aumentado la presión sobre las economías más pobres, como Macedonia del Norte, Marruecos, Egipto y Jordania, donde los alimentos representan más del 25% del índice de precios al consumo. La inflación media en las regiones del BERD alcanzó el 11,9% en marzo de 2022, acercándose a los niveles vistos por última vez a finales de 2008.
Se prevé que el PIB de Ucrania se contraiga un 30% en 2022, en lugar del descenso anual del 20% previsto hace dos meses.
Se espera que la economía rusa se contraiga un 10% y se estanque en 2023.
“Nueve años de crecimiento quedarían anulados”, añadió Javorcik, mientras subrayaba que el mayor impacto de las sanciones a Rusia por Ucrania se verá a medio y largo plazo.
“Rusia se ve apartada del caudal de conocimiento global y ese es el mayor coste”.
Moscú califica sus acciones en Ucrania de “operación militar especial”. La guerra se presenta como una batalla contra peligrosos nacionalistas de inspiración “nazi” en Ucrania, una acusación que Kiev y sus aliados dicen que no tiene sentido.
El crecimiento de Turquía, el mayor país receptor de fondos del BERD, se mantendrá en un 2% en 2022 y en un 3,5% el próximo año, en parte debido al gasto del Gobierno antes de las elecciones nacionales de junio de 2023.
