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La misión más vital del Ejército vietnamita: hacer la compra

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Ho Chi Minh (Vietnam), 2 sep (EFE).- Desplegados en la ciudad más grande de Vietnam, miles de soldados se encargan de hacer la compra de alimentos básicos para los vecinos en los distritos más afectados por la covid-19 en Ho Chi Minh (antigua Saigón), que sufre un duro confinamiento que no permite salir ni para adquirir comida.

“Los militares han sido bastante estrictos, pero simpáticos. Nos han ordenado que nos quedemos dentro de casa por nuestra seguridad y después han dejado la comida en nuestra puerta”, relata a Efe Huong, una joven residente en uno de los distritos más afectados que esta semana recibió su primer paquete de comida gratuita del Gobierno.

El contenido difiere de un vecindario a otro, a Huong le llegó comida enlatada, aceite, verduras y un paquete de fideos de arroz, mientras que en otros distritos se entrega un paquete de frutas y verduras, bienes de difícil adquisición en algunos barrios.

Los paquetes gratuitos se entregan en zonas de especial riesgo, mientras que en otras el comité vecinal organiza la compra con voluntarios o pasa la lista a los soldados, cuyas fotos deambulando por los supermercados han inundado los medios y las redes sociales.

La mayoría de esas fotos, difundidas por los departamentos propagandísticos del régimen comunista de Hanói, muestran a los militares desarmados, de cara amable, contentos de prestar un servicio vital a su comunidad.

FALTA DE EFICACIA

Aunque reciben muchos comentarios positivos, la otra cara de la moneda son las corruptelas denunciadas por algunos vecinos, unidas a la ineficiencia de soldados encargados de unas tareas nuevas para ellos, lo que ha dificultado el acceso a productos esenciales desde que el 23 de agosto comenzó el confinamiento estricto de la ciudad.

Hoa (nombre ficticio), una joven del distrito de Go Vap que prefiere no revelar su verdadero nombre, cuenta cómo en su barrio los vecinos se rebelaron contra el sistema de compra por encargo implantado por los militares.

“Cuando llegaban a las casas, los soldados pedían una ‘propina’ de 20.000 o 30.000 dong (alrededor de un euro) cuando se supone que es un servicio gratuito, así que la gente ya no quiere que les lleven la comida”, cuenta la joven.

A este problema se unió la ineficacia: un tendero que tenía entre 300 y 500 pedidos al día para entregar a domicilio en su barrio solo conseguía despachar unas decenas con la ayuda de los soldados, que se perdían en el laberinto de callejuelas típico de las ciudades vietnamitas.

“Están en un sitio que no conocen, con una numeración complicada para el que no es de aquí, así que no saben orientarse y tardan mucho. Al final los empleados de la tienda terminaron haciendo el trabajo porque era la única manera de entregar todos los pedidos”, explica Hoa.

En los vecindarios con las condiciones más draconianas, donde los permisos para salir a entregar pedidos están muy restringidos, estos fallos en la distribución suponen esperas angustiosas por obtener bienes básicos en familias que a menudo no tienen capacidad de almacenar muchos productos frescos.

DESCONTENTO SOCIAL

Muchos, sin trabajo desde haces meses por las distintas formas de confinamiento que ha sufrido la ciudad desde mayo, dependen de los paquetes de comida como los que los militares entregaron a Huong, o de las ayudas financieras prometidas por los gobernantes, que no siempre llegan.

“Me registré para recibirla dos veces, hice todos los papeleos necesarios y no me llegó nada. Que llegue a las personas que lo piden depende de la persona que administra ese dinero en cada vecindario”, dice Hoa, que desde que cerraron las fronteras en marzo de 2020 no ha podido ejercer su trabajo de guía turística.

Este problema ha provocado conatos de protestas en las calles, filmados y difundidos en redes sociales, donde se ve a grupos de ciudadanos saltándose la prohibición de salir a la calle y enfrentándose a gritos a los agentes de Policía, escenas muy poco habituales en el país.

Uno de los vídeos que ha provocado a la indignación de miles de internautas es el de una señora furiosa al ser multada por salir a comprar medicinas que dice no conseguir encargar a las autoridades porque no le hacen caso.

Hace unas semanas, cientos de trabajadores protestaban ante agentes de Policía que no les dejaban abandonar la ciudad, donde llevan meses sin ingresos, para regresar a sus provincias de origen, donde los gastos son menores.

Hasta el pasado abril, Vietnam había logrado gracias a su temprana respuesta mantener la pandemia bajo control, con apenas 35 muertes en total, pero el último brote de la variantes delta está causando estragos, en especial en Ho Chi Minh.

Pese a los confinamientos, la ola arrastra varias semanas con más de 10.000 casos diarios y lleva acumulados más de 469.000 contagios y más de 11.800 muertes.

La vacunación se vislumbra como la única solución a medio plazo, pero avanza con lentitud en el país, con 2,6 millones de vacunados con la pauta completa y 17,3 millones con al menos una dosis para una población de 97 millones.