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La mochila de Josué

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Hoy tengo la oportunidad de relatar un acontecimiento que tiene por protagonista a Josué y que como él, muchos jóvenes están en una situación similar: necesitan, una mochila para la escuela.

Quizás la mochila sea lo de menos, es la reflexión la que me mueve a escribir esta anécdota, anécdota que abrió la posibilidad a la solidaridad.

Todo empezó cuando en el grupo ya constituido de albañiles en una obra de construcción, se integra este personaje sencillo y afable como aprendiz del oficio, aunque ya adelantado, y como todos ellos entusiasta de su trabajo.

Destaca Josué por su entusiasmo y diligencia para hacer las cosas, a pesar de su sordera parcial, misma que se produjo cuando en un juego de beisbol, la pelota le pegó en su oído derecho a los 16 años y aunque su mamá, doña María, se preocupó por tratarlo con algunos médicos, no pudieron aguantar el gasto económico, resignándose a perder la audición, no sin antes decirle Josué a su mamá, “no te preocupes mamá, oigo bien con el oído izquierdo”

Hoy Josué tiene 21 años y mucho entusiasmo por terminar la preparatoria, éste será su último curso, así que emprendió la aventura de aprovechar las vacaciones, como cada que las hay, uniéndose al grupo de su pueblo, Santa Elena, para hacerse de un dinero y poder comprar sus útiles y su mochila.

Durante todo este tiempo me preguntaba sobre las oportunidades que tendría para estudiar, me hablaba de sus planes, quiere ser ingeniero, diseñador gráfico, constructor de carreteras, agrónomo, ¡vaya! tantas posibilidades, mismas que fui alentando ante su gran motivación; me preguntaba,  ¿cuánto tendría que invertir para su formación profesional? Y de otras tantas dudas que le asaltaban. Ante la pérdida de sus papás, hoy sólo cuenta con  el apoyo económico y la solidaridad de uno de sus 6 hermanos (4 hermanas y dos hermanos) quien lo alienta  a que continúe con sus estudios.

-“oiga jefe, ¿dónde puedo comprar una mochila bonita y no tan cara?”, era una de sus preocupaciones, pues  la que tenía ya llevaba dos años con él y quería cambiarla por estar ya “un poco” deteriorada.

Durante el tiempo que duró trabajando en la obra me platicó de su travesía por la escuela y los vericuetos que ha tenido que atravesar, también contó entre sus rlatos la realidad lamentable que se vive en esa comunidad entre los jóvenes, historias de las que en otro momento abundaremos.

Esta fue la última semana de Josué en la obra, tenía que preparar su entrada a la escuela, y afortunadamente se le consiguió una mochila, la que de inmediato apreció alegremente.

Pues bien este joven ha dado pie a una reflexión que no necesita ser profunda pero si indispensable y es que tenemos la oportunidad cada uno de nosotros de ser solidarios con los que de alguna manera lo necesitan, todos de alguna u otra forma siempre requerimos de los demás. No perdamos el tiempo en análisis doctrinarios ni políticos, hemos sido rehenes muchas veces de “políticos profesionales” con cantaletas y discursos demagógicos intentando vendernos el tan ansiado Bien Común, pero totalmente distorsionado y alejado de cualquier realidad personal.

Tenemos hoy la oportunidad de hacer algo por los demás y que mejor que sea con nuestro prójimo, si ese que está tan cercano a nosotros y muchas veces ignoramos: nuestro vecino,  nuestro compañero de escuela, de trabajo, el jardinero que siempre es amable, el guardia de la caseta, el policía, el recolector de la basura, el que ahora está a tu lado. No divaguemos en procurar el bien subjetivo del mundo y empecemos a transformar nuestro entorno más cercano con acciones concretas.

Gracias Josué por activar mi capacidad de entusiasmarme con esos motivos, de ver a través de otros ojos la realidad de jóvenes como tú, de permitirme ponerme en tus zapatos, y así, no dejar de hacer algo por los demás.

Pues bien a raíz de esta anécdota en “La voz de Francisco de Montejo” queremos motivar a la solidaridad para con algunos jóvenes que como Josué se alegrarían con una mochila, así que les invitamos a que no dejen pasar la oportunidad y apoyen esta causa donando una mochila. ¡Ya les diremos cómo!

De remate: 

A pesar del triunfo partidista de morena se palpa en el ambiente una descomposición política, fruto de las incongruencias de los institutos políticos que han hartado a la gente, y si bien a nivel federal hay expectación por la administración de Andrés Manuel, habrá que estar alerta de las decisiones políticas de su grupo, conformado por una combinación de doctrinarios e ideólogos divergentes entre sí, de manera casi inverosímil, ahí hay liberales, conservadores, buenas personas, corruptos, bandidos, izquierdistas, derechistas, muchos otros “istas” y amlo. ¡Estemos abusados!