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La OCDE advierte contra las relocalizaciones y su efecto negativo a largo plazo

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París, 13 jul (EFE).- La OCDE da un toque de atención contra la política de relocalizaciones, ya que aunque parezca tentadora para prevenir los problemas de aprovisionamiento que se han vivido desde el estallido de la crisis de la covid considera que a largo plazo sus consecuencias son peores en términos de resiliencia y crecimiento.

“La cooperación y la comunicación entre países y la diversificación de las cadenas de aprovisionamiento siguen siendo la clave”, subraya la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en un informe publicado este martes sobre la forma de reforzar la resistencia económica tras la crisis.

Mientras algunos predicen el fin del proceso de internacionalización del comercio y de la organización de las cadenas de producción que se ha producido en las últimas décadas e, incluso, una marcha atrás por las vulnerabilidades que han quedado en evidencia en estos meses de perturbaciones, la organización lanza un mensaje de advertencia.

Frente a los planes de algunos gobiernos -también entre sus países miembros- para favorecer una relocalización de ciertas producciones y limitar los riesgos de desabastecimiento, su respuesta en primer lugar es que eso puede incrementar los costes, reducir la competencia y poner en peligro el sistema actual basado en la libre circulación de mercancías y capitales.

En lugar de eso, su apuesta es por reforzar la resistencia de las cadenas globales de valor (GVC, en inglés), diversificar los riesgos y aumentar la cooperación internacional.

En una línea paralela, insiste en que la transición hacia un mundo más verde necesita un esfuerzo global y no se tienen que perder las oportunidades para incrementar la cooperación por una economía con menos emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero.

Los autores del estudio analizan algunos de los fenómenos que han traído aparejado a la crisis de la covid, y de forma muy particular la aceleración de la digitalización de la economía, de las que destacan los “muchos beneficios” que pueden aportar, sobre todo en términos de productividad para las empresas y para los trabajadores.

No obstante, al mismo tiempo reconoce que esa digitalización entraña peligros de una mayor brecha entre, por ejemplo zonas urbanas y rurales, entre diferentes tipos de empresas y entre diferentes grupos de población.

Al respecto, la OCDE señala que durante la pandemia los trabajadores que no tenían la capacitación necesaria para teletrabajar o cuyos empleos no eran susceptibles de ser convertidos en teletrabajo tenían más riesgo de perder el trabajo.

En el caso de las mujeres, en principio se vieron menos expuestas a esas pérdidas de empleo durante la crisis porque suponían una mayoría en lo que se ha conocido como sectores esenciales pero también por su fuerte presencia en puestos en los que se podía aplicar el teletrabajo.

Sin embargo, las madres han resultado más afectadas por las medidas de confinamiento, ya que al tener más obligaciones para el cuidado de sus hijos algunas han tenido que sacrificarse laboralmente y salir de la población ocupada o reducir el número de horas de trabajo.