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La Revolución Mexicana en manos de la derecha no es ni la sombra de lo que fue

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Urge un modelo económico basado en más visión social y menos en los intereses capitalistas, para distribuir la riqueza con más equidad.

Urge un modelo de desarrollo concentrado en invertir los recursos de la nación en el campo, para hacerlo productivo, impulsando la industria ganadera, la avicultura, y la producción de granos y frutas y verduras.

Urge hacer de nuestra economía, el motor de la autosuficiencia alimentaria para dejar de ser el socio menor de las grandes potencias mundiales.

Urge realizar una profunda reforma de Estado donde lo educativo, la salud, la seguridad pública y lo fiscal conduzcan al país por el rumbo de la certeza y el bienestar de todos los mexicanos.

Urge dinamizar la democracia para que cumpla con el principio de gobernabilidad. Porque hasta ahora solo ha servido para poner en competencia a México día, mañana y noche sin que esto signifique gobiernos eficaces y eficientes. Es una democracia muy cara, que produce muchos gobiernos y pocos resultados.

México necesita ser uno solo y no estar dividido en 32 entidades. Si un éxito tuvo la revolución fue que pudo unificar al país luego de la lucha armada. Mucho se ha criticado el autoritarismo del General Calles, pero la nación pudo establecer la institucionalidad como eje rector del desarrollo y el crecimiento nacional.

Hoy, a 100 años de distancia, la lucha ya no es a través de las armas, sino de la tecnología que reproduce la voz de la ciudadanía. Es a través de las ideas, y de la generación del debate civilizado. Es, a través de la participación política hermanada entre gobierno y sociedad. Y ya va siendo tiempo de que tomemos las mejores decisiones para el país.

México, celebra hoy el centenario de su revolución; pero habrá que mirar hacia el futuro, con el firme compromiso de poner la voluntad por delante para hacer que los principios revolucionarios – vigentes en espíritu – prevalezcan y lo conduzcan hacia el bienestar que merece y demanda.