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La tercera es la vencida

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El día que muchos anhelaban finalmente llegó, Andrés Manuel López Obrador, después de dos derrotas consecutivas y 12 años de campaña, fue electo presidente de México para el periodo 2018-2024, sí, aunque muchos detesten leer o escucharlo y les sangre la boca al pronunciarlo.

Antes del día de la elección, todas las encuestas le favorecían, incluso las más amañadas que ilusamente trataban de acercar a Meade o Anaya al segundo puesto, sin embargo, no dejaban de ser eso, simples encuestas que no tomaban en consideración otros factores, como, por ejemplo, la maquinaria que podía desplegar el gobierno federal para impedir que AMLO llegara a la presidencia.

Y, hoy, casi una semana después de la elección, todos aquellos que pensábamos lo anterior dicho, debemos admitir que nos equivocamos, ya que fuimos nosotros los que no consideramos o, tal vez, subestimamos un sencillo hecho, el efecto AMLO.

El primero de julio la gente, harta de los malos gobiernos y de la proliferación descarada de mentiras, salió a las calles con su INE; para ser exactos, 56, 611, 027 almas fueron votar por su candidato, todas las casillas estaban llenas, nadie parecía querer permanecer en silencio ni un día más, todos querían hacerse escuchar y lo lograron.

Votaron por él, los jóvenes que no tienen las oportunidades que les pertenecen, y que no pueden acceder a las escuelas; las mujeres que gritan a todo pulmón “¡Ni una menos!”; el hombre que no gana el dinero necesario para llevarle pan a su familia; la madre a quien le desaparecieron a su hijo; el señor o la señora que no encuentra trabajo, el adulto de la tercera edad que le dan una pensión miserable; los beneficiarios de programas a quienes se les condicionan los apoyos.

Todos los candidatos fueron cayendo como moscas; el Bronco, Meade, y de último Anaya admitieron que los resultados no les favorecían y reconocían la clara ventaja de AMLO, porque hay que decirlo, Andrés les dio una vapuleada a todos, pues ganó con el 53.19% de los votos, una cifra histórica.

Lo dije ese mismo día, el triunfo de Andrés Manuel representa un triunfo para la democracia mexicana, y como demócrata, eso me enorgullece, porque finalmente puedo decir que México escogió a su presidente. Y es en estos momentos cuando nos damos cuenta que la muerte de muchos activistas, políticos, periodistas por retratar la cruda realidad de nuestro país y su incesante lucha por la democracia, valió la pena. El Maquío no lo podría decir mejor “Nada es vano, al final todo va dejando su huella.”

AMLO ha terminado con el bipartidismo, y logró posicionar a MORENA como la primera fuerza política del país, tiene mayoría en el congreso y un poco más de 30 millones de personas lo respaldan, en pocas palabras, Andrés Manuel tiene el poder y aprobación que ningún otro presidente había tenido antes, ni Fox.

Andrés Manuel ya conquistó su primera victoria, ya es presidente de México, ahora queda otro reto aún más grande, cumplir lo prometido y no decepcionar a la gente que votó por él.