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La vacuna rusa Sputnik V abre un debate en la política de compras de la UE

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Redacción Internacional, 9 abr (EFE).- La vacuna rusa Sputnik V, acogida con escepticismo en algunos sectores, está generando un debate en países europeos, algunos de los cuales se abren a la posibilidad de comprarla cuando reciba la autorización de la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

Esta es la posición expresada este jueves por el ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, que supone una fisura en la política de compras realizada hasta ahora por la Unión Europea, porque Berlín estaría dispuesto a hacer esa contrato de manera bilateral.

La Sputnik V fue hace unos meses la primera vacuna contra la covid-19 registrada en el mundo y las autoridades sanitarias rusas sostienen que es absolutamente segura, sin efectos secundarios adversos y con una eficacia del 91,6 %.

Actualmente la Sputnik V está sometida por la EMA al proceso denominado de “revisión continua”, un análisis en tiempo real, de los datos sobre su seguridad, eficacia y calidad, que podría conducir a la autorización del uso de ese fármaco en la Unión Europea.

LA SPUTNIK-V NO, POR AHORA

Con la Sputnik-V han sido vacunados unos ocho millones de rusos (un 5,4 % de la población), una cifra corta para un país que está dispuesto a exportarla a otros que, sin embargo, están por delante en porcentaje de vacunación.

Por ahora pocos siguen abiertamente la senda apuntada por Alemania. Sus vecinos escandinavos al norte no han negociado al margen de la UE acuerdos por otras vacunas, incluida la Sputnik V. Pero el pasado 30 de marzo, el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, abordaron con el mandatario ruso, Vladímir Putin, una eventual colaboración relativa a la vacuna Sputnik V, aunque precisaron que esa posibilidad dependerá del avance de la evaluación de la Agencia Europea de Medicamentos.

Un poco antes, a mediados de marzo, se había interesado el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, también en conversación con el líder del Kremlin.

El Gobierno austríaco está negociando desde hace varias semanas con Rusia sobre la compra de un millón de dosis para llenar los huecos causados por los cortes de suministro de AstraZeneca, pero no está claro por el momento si la república alpina planea aprobar a nivel nacional el uso de Sputnik o si quiere esperar primero al visto bueno de la EMA

El sistema de compra conjunta de vacunas de la Comisión Europea (CE) con varias farmacéuticas no impide que los países de la UE negocien en solitario con otros laboratorios ni que administren en su territorio vacunas no aprobadas por la EMA, como hace Hungría, que ya administra la vacuna rusa, producida fuera de la Unión y sin el aval de la agencia europea.

Según ese innovador mecanismo, creado hace un año por el Ejecutivo comunitario para evitar una competición entre Estados miembros como ocurrió en los primeros compases de la pandemia con las mascarillas, es Bruselas la que trata en nombre de los Veintisiete con ciertos laboratorios para preadquirir dosis.

LAS DUDAS CON ASTRAZENECA

Las dudas generadas por la anglosueca AstraZeneca y su vinculación con algunos casos raros de trombos han motivado una estrategia cambiante en los diferentes países en su aplicación por tramos de edad.

En Polonia, por recomendación del Consejo Médico nacional, se está administrando la vacuna AstraZeneca solo a personas de 18 a 60 años de edad, mientras en Bélgica se pondrá en las próximas semanas a los que superan los 55 años y en el Reino Unido el Gobierno recomendará ofrecer alternativas a ese preparado a los menores de 30 años (que aún no han empezado a vacunarse salvo en casos de riesgo) mientras se investiga un posible vínculo con trombos en adultos jóvenes.

Dinamarca y Noruega mantienen suspendido desde hace semanas el uso de la de AstraZeneca.

En Portugal se inocula a partir de los 60 y en España ya no se vacunará a los menores de 60 con la anglosueca, y se abre el debate de qué hacer con los cientos de miles de personas que ya han recibido la primera dosis y están por debajo de esa edad.

En Francia ese tema lo van a solucionar recurriendo para la segunda dosis a las vacunas de Pfizer o Moderna para el cerca de medio millón de personas, en su mayoría sanitarios, menores de 55 años que han recibido ya la primera de AstraZeneca.

Italia recomienda el uso de Astra Zeneca para los mayores de 60 años y menores de 80, pero inoculará la segunda dosis con el fármaco anglo-sueco a aquellos que lo hayan recibido en la primera dosis, independientemente de la edad.

LA APUESTA POR PFIZWER Y MODERNA

Alemania no ofrece la posibilidad de elección de la vacuna y ha anunciado únicamente la administración del preparado de AstraZeneca solo para los mayores de 60 años, por lo que la población de menor edad reciben los de BioNTechPfizer y Moderna.

Dinamarca reserva estas dos para los mayores de 65 años y los grupos de riesgo, lo mismo que Suecia y Noruega, mientras los Países Bajos utilizan las tres vacunas disponibles en la UE, Pfizer/BioNtech, Moderna y AstraZeneca, y solo el uso de esta última está limitado a un grupo de edad, los mayores de 60 años.

En Grecia se está vacunando indistintamente con los tres preparados que hay actualmente en el mercado -Pfizer/BioNtech, Moderna y AstraZeneca-, y ya no hay diferenciación por edades.

INMUNIDAD ¿PARA CUÁNDO?

Agosto es el mes en que el que la mayoría de europeos quiere tener vacunada a la mayor parte de su población adulta, lo que se conoce como “inmunidad de rebaño”, mientras el Gobierno británico aspira a haber citado para recibir una primera dosis a todos los mayores de 50 años para finales de abril y a todos los adultos antes de que acabe julio.

El Gobierno griego quiere concluir a finales de mayo la vacunación de toda la población mayor de 60 años y crear así un muro de protección entre las edades más vulnerables.

Italia igualmente espera que el 70 % de su población esté inmunizada en agosto pero al actual ritmo de la vacunación con una media de 250.000 dosis diaria, según un estudio de “Il Sole 24 ore”, esta cifra se alcanzará en febrero de 2022.

Para lograr el objetivo, los europeos confían no solo en un incremento de las partidas de las vacunas ya disponibles, sino también en la distribución de Janssen, de Johnson&Johnson, prevista para finales de abril y que solo requiere un pinchazo.

La apuesta de Hungría por los preparados de Pfizer/BioNTech, Moderna, AstraZeneca, así como la rusa Sputnik V y la china Sinopharm, hace de este país uno de los más avanzados en cuanto a inoculados, con el 28 % de la población que ha recibido al menos la primera dosis de alguna de las cinco vacunas.