Inicio Análisis político Alejandro López Munguía La verdadera batalla de “el gordito Marín”.

La verdadera batalla de “el gordito Marín”.

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La verdadera batalla de “el gordito Marín”.

 

El candidato del PRI a la presidencia municipal de Mérida, enfrenta dos desafíos, por un lado, la de ganar la elección y derrotar a Renán Barrera; pero la más importante, y la que debe conseguir primero que nada, es desbancar del segundo lugar a Verónica Camino Farjat, candidata de Morena al mismo cargo, lo cual se le está poniendo “color de hormiga”.

La verdadera batalla de Jorge Carlos Ramírez Marín es pues, una que nada tiene que ver con la presidencia municipal, sino con la disputa con el grupo más poderoso del PRI que no lo quiere, y que hará todo para descarrilarlo, pulverizarlo, hasta desactivarlo rumbo al 2024, tal como lo hicieron en el pasado con personajes como Nerio Torres Arcila y Mauricio Sahui Rivero.

Verónica significa para el Senador con licencia, todo aquello que le impide desarrollarse a plenitud. Ella es la piedra en su zapato, porque es la punta de lanza del grupo antagónico que lo desprecia y lo tiene en la mira para evitar que sea el candidato a la gubernatura en la siguiente elección. Se trata de cerrar la pelea electoral entre dos: PAN vs Morena.

El plan tiene como objetivo demostrar que el dicho de la candidata de Morena sea verdad. Una vez que se acomodó en la curul del Senado, Verónica se encargó de correr su versión de los hechos, argumentando que la votación que Jorge Carlos había obtenido en Mérida en la elección del 2018, había sido gracias a los votos que ella le aportó, como parte de la fórmula que postuló el PRI – PVEM. Ese argumento le abrió el apetito a los “Jefes” de la 4T que se encargaron de “vendérsela” al presidente López Obrador.

Arropada y bien financiada, Verónica sería la candidata perfecta para aplastar al único oponente serio que podría presentar el PRI en el 2024: “el gordito Marín”.

Pero la cosa no quedaría allí, para encarar el presente proceso electoral, el grupo antagónico a sus intereses, le cerró el paso desde la presidencia nacional del PRI a varias de sus intenciones y peticiones; así como desde el Comité Directivo Estatal, dejándolo prácticamente solo y sin apoyo. El mensaje fue claro, si Ramírez Marín quiere ganar va a tener que moverse solo, obtener sus recursos solo y defenderse solo. Lo tenían bien medido. 

Atrapado en un discurso somnífero, envuelto en una campaña de marketing al estilo ochentero, y contando los centavos para no quedar “pobre”, Jorge Carlos se hunde en las preferencias electorales.

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https://www.mipuntodevista.com.mx/de-procer-a-gordito-marin-que-mala-estrategia/

No sirven de nada los esfuerzos invertidos porque están mal orientados. El otrora “Prócer” dejó la grandeza de pensamiento a un lado para moverse en la mediocridad de la perorata.

La gente que rodea a Marín no ha entendido el juego. Y nadie les avisó que el partido empezó hace medio tiempo y que ya empezó el complemento. Han desmantelado al “ferrari”. Han convertido la campaña en un griterío donde los jóvenes en vez de apoyar al candidato le reclaman el pago de sus servicios prestados. ¡Válgame!. El rostro del candidato refleja cansancio, pero no de agotamiento físico, sino de hartazgo, de impotencia, de preocupación.

¿Qué han hecho de Jorge Carlos Ramírez Marín?. Ni mencionar un debate emociona a las huestes priístas. Menos a la ciudadanía.

En los números, mientras él se desinfla, Verónica se apuntala. Y es que, a Renán nadie lo alcanza, al menos no en esta elección, donde se disputa la presidencia municipal de Mérida.

Verónica y el grupo antagónico al “gordito Marín” buscan quedarse con el segundo lugar, para llegar al 2024, en esa lucha de dos. Jorge Carlos lo sabe, está consciente de ello, pero también de que su estrategia le falló, y entiende que debe dar un golpe de timón para levantar su campaña. Se juega el prestigio ganado en los últimos 21 años, donde alcanzó los niveles más altos de la política mexicana y a los que un mortal yucateco muy pocas veces puede llegar.

Se atrevió a dar un triple salto mortal con un grado de dificultad muy alto, está en el aire aún, pero como va su trayectoria, corre el riesgo de caer desparramado sobre el pavimento.

Los asesores de Ramírez Marín deberían reparar en esto.

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